Se trata de un sistema no invasivo, sin necesidad de implantes cerebrales, que, con la lectura y transcripción de pensamientos, vuelve a poner la neuroética en el punto de mira
Una Inteligencia Artificial que lee los pensamientos y lo transcribe constituye una nueva creación científica en Estados Unidos.
El decodificador semántico no sería telepatía, ni los pensamientos se transmitirían de persona a persona: pasan por un dispositivo predispuesto. Se trata de un sistema no invasivo, sin necesidad de implantes cerebrales, algo de suma importancia para personas que no pueden hablar.
Sin embargo, volvemos a caminar al filo de la ética con la AI. Se podrían hackear los pensamientos, pero también las personas podrían engañar a la máquina. A priori, no hay una protección de los pensamientos.
También sucede al contrario: las personas pueden engañar al sistema generando pensamientos que no son propios, es decir, simular lo que no es.
Chile ha sido de los primeros países en tener una ley de neuroética, pero se hace necesario una legislación global.