El coronavirus »suspende» en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

La Educación es otra de las víctimas que está dejando atrás el coronavirus. Desde mediados de marzo se suspendió la actividad lectiva en todo el país. Uno de los centros damnificados es la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), donde sus 22.000 alumnos han visto cómo su proceso de formación ha cambiado, radicalmente, de la noche a la mañana. Tanto que el cierre del curso ha provocado una escisión en la comunidad: los alumnos acusan al rectorado de decidir unilateralmente cómo tiene que evaluarse el año y rematar este y la institución académica, sorprendida y decepcionada por el desaire, lo niega. El asunto se ventila en las redes sociales desde este lunes porque los estudiantes han optado por movilizarse a golpe de hastag: #AsinoULPGC.



Se trata de una comunidad amplia de la que foman parte, junto al estudiantado, 1.600 docentes y 800 empleados del área de Administración y Servicios. A todos les ha sacudido el COVID-19, el decreto de alarma y el confinamiento. La ULPGC ofertaba este año 44 grados 6 dobles grados, 22 máster y 13 programas de doctorado. El programa se torció de manera abrupta cuando las autoridades gubernativas, en vista del aumento de casos de contagio, optó por suspender las clases presenciales.



En un primer momento se impuso, con mayor o menor fortuna, la formación a distancia. Las discrepancias han surgido en los últimos días. El centro grancanario, tras mantener una reunión con la Consejería regional de Educación y con la Universidad de La Laguna, terminó acordando el fin de las clases presenciales -pocos creen que podrán retomarse en breve dado el estado actual que presenta el país- y manejar un escenario de cierre especial.



Aquí es donde surge la diatriba: los alumnos, a través del Consejo de Estudiantes, aseguran que las decisiones en este ámbito se están tomando unilateralmente y que nadie les ha consultado su parecer; desde la institución académica, por contra, y según fuentes autorizadas consultadas por la Redacción Web de Radio Televisión Canaria, se sostiene que aún no se ha decidido cómo será ese proceso de cierre del año académico. “Para eso tiene que haber un Consejo de Gobierno, donde están todas las partes representadas, y se tienen que escuchar las sugerencias de los responsables de cada una de las facultades, ya que cada tiene sus propias realidades”, arguyen.



En la ULPGC se declaran decepcionados por la postura estudiantil, trasladada a la opinión pública a través de una campaña en redes sociales con el hastag #AsinoULPGC, “Es doloroso escuchar la forma en la que se manifiestan, pero ellos son libres para hacerlo y la Universidad los respeta” pero la portavoz autorizada por el rectorado insiste: “Se trata de generar la menor lesión a los alumnos, a los que el vicerrector del área les llegó a ofrecer una reunión hace unos días. No estamos haciendo nada distinto a lo que se plantea desde otras entidades similares y siempre hemos querido escucharles”.



Reunión



La propuesta de poner fin al curso se tomó en una reunión telemática celebrada el jueves entre el ministro de Universidades, Manuel Castells, y los responsables de las comunidades autónomas. Allí ya se percataron de que sería imposible volver a pisar las aulas si se partía de la premisa de que la evaluación debe producirse a finales de mayo. Lo cierto es que la educación a distancia, por contra, no ha terminado por convencer a muchos de los estudiantes -tiene sus contras- aunque la han asumido con lógica resignación.



Con lo que no están tan displicentes es con darle el visto bueno a los planes de la institución. “Las medidas las quieren tomar de manera unilateral, a nuestras espaldas y perjudicándonos gravemente. Van al Consejo de Gobierno con los acuerdos ya cerrados”, afirma en varias publicaciones en sus perfiles Ada Santana, estudiante de Derecho y presidenta del Consejo de Estudiantes de la ULPGC.



“Alardean de justicia y equidad, pero pretenden realizarnos exámenes desproporcionados en tiempo y forma y no dar titulación a quienes por esta situación tan sólo hayan podido realizar el 50% de sus prácticas externas” recalca. No es la única que lo ve así. “No nos escuchan, somos invisibles”, apostillan otros compañeros en un vídeo en los que protestan quitándose una venda de los ojos.



La protesta ha circulado desde la media mañana de este lunes por la red. Facebook, Instagram, Twitter… En todas estas plataformas se invita a los afectados a subir stories, mostrar fotos, carteles o mensajes donde patenticen su disconformidad con el devenir de los hechos. Y añaden dos peticiones al esto: mantener siempre el respeto y difundir al máximo la queja.



Ante esto, la institución confía en que durante las próximas horas puedan solventarse estos aireados desencuentros. “Tanto para el calendario de exámenes de cada universidad, como para los proyectos fin de título o las prácticas, serán ahora cada una de las instituciones universitarias quienes dicten las correspondientes instrucciones para llevar a cabo el proceso evaluatorio y la finalización del curso”.



La frase viene recogida en el comunicado suscrito por el rector de la ULPGC Rafael Robaina, el jueves pasado. Alude también a “la necesaria colaboración y flexibilidad de los docentes y del estudiantado, que están realizando un gran esfuerzo de adaptación a las nuevas circunstancias”. Sin embargo, esta aseveración no satisface a unos jóvenes que temen perder un año de sus vidas y el consiguiente pago de matrículas.



Ahora, en un intento por mejorar el marco actual, el centro trata de mejorar los recursos a distancia que se están utilizando en una docencia bastante anómala. Es su pretensión de cara al día 12, cuando se retome la actividad a golpe de internet. A día de hoy, las otrora buenas relaciones entre ambas partes han sufrido los efectos colaterales del coronavirus.

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