La tormenta solar en la Tierra puede provocar, entre otros efectos, alteraciones en las redes eléctricas o en los sistemas de navegación y comunicación
Este mes de junio la Tierra ha sufrido el impacto de una de las tormentas solares más intensas de los últimos años, generando preocupación entre las agencias espaciales y expertos en tecnología. El 1 de junio una inyección de masa coronal de alta velocidad, originada en la región activa AR4100 del Sol, impactó la magnetosfera terrestre. Este evento ha provocado una tormenta geomagnética calificada como G4 (severa) en la escala de NOAA, alcanzando un índice de Kp de 8.
La Agencia Espacial Española (AEE), en coordinación con la Agencia Espacial Europea (ESA), ha confirmado que el fenómeno no representa por ahora un riesgo extremo, aunque se mantiene la alerta para prevenir posibles complicaciones si el Kp asciende al nivel máximo de 9.

Posibles efectos
En este sentido, las autoridades advierten de posibles consecuencias y efectos en las redes eléctricas, con posibles sobrecargas y fluctuaciones que podrían afectar al suministro eléctrico. También podría tener incidencia en los sistemas de navegación y comunicación, con interferencias en señales GPS y de radio, especialmente en latitudes altas.
Otro de los sistemas que se pueden ver afectados son los satélites, con alteraciones en su funcionamiento debido a la interacción con partículas solares.
Otro rasgo común de las tormentas solares es la posibilidad de observar auroras boreales y australes en latitudes inusuales.
Recomendaciones
Las agencias espaciales, como la Agencia Espacial Española, recomiendan a los operadores de infraestructuras críticas mantener la alerta y seguir las actualizaciones de los organismos oficiales, mientras que para la población en general se aconseja que se mantenga informada por fuentes confiables, así como preparase para posibles interrupciones en el suministro eléctrico con linternas, radios y cargadores portátiles.
Y en lo posible, evitar actividades que dependan de sistemas de navegación o comunicación sensibles durante los picos de actividad.

El Sol, en nivel máximo de actividad
Héctor Socas, director de la Fundación European Solar Telescope, en declaraciones para el programa de Televisión Canaria, ‘Buenos días, Canarias’, explicó que la energía que liberan esas explosiones es como millones de bombas atómicas. «Esas explosiones proyectan una nube de partículas del Sol, partículas energéticas, además, no solo las partículas, sino que van envueltas en su propio campo magnético», afirma Socas.
Si esa nube de partículas se encuentra con la Tierra en su camino puede producir lo que sería una tormenta geomagnética. Según indica Socas, las consecuencias de esa tormenta para la tierra no suelen ser muy dramáticas.
«Es algo que que más o menos ocurre, sobre todo ahora que estamos en el periodo de máxima actividad. El Sol tiene un ciclo de 11 años en el que pasa por máximo y mínimo de actividad. Ahora estamos en la fase del máximo y estas tormentas geomagnéticas ocurren de vez en cuando», señaló Socas.
Sí es cierto, según Socas, que cuando son casos muy extremos, los organismos oficiales suelen declarar algún tipo de alerta, como ha sido en este caso. Una situación que no ha supuesto, sin embargo, hasta la fecha incidencia preocupante alguna.
Socas recordó la tormenta solar del pasado año, en el mes de mayo, «que sin llegar tampoco a causar efectos muy dañinos, sí que produjo la visibilidad de auroras incluso desde la España peninsular».