La familia de la menor de ocho años asegura que sufrió discriminación en su centro educativo
La familia de Victoria, una niña con síndrome de Down residente en el sur de Gran Canaria, denunció este martes que la menor de ocho años sufrió discriminación por parte del colegio en el que está matriculada.

Los familiares de la menor también denuncia una «vulneración sistemática» de sus derechos por parte de la Consejería de Educación de Canarias.

Los primeros años en el colegio se desarrollaron con normalidad
Victoria se matriculó en el colegio El Tablero en el curso de Infantil de cuatro años. Durante sus dos primeros años escolares, estuvo en un aula convencional, avanzando junto al resto de sus compañeros y participando en actividades comunes y cumpleaños, hasta sentirse «plenamente incluida», según su madre.
Carolina Buriticá, madre de la menor, compareció este martes junto a la Asociación Down Las Palmas y la federación de familias de alumnos de Gran Canaria, la FAPA Galdós.
Los problemas llegaron en el tercer curso de la niña en el centro: la dirección ofreció a la familia que repitiera la etapa de cinco años para reforzar su aprendizaje. La menor presenta una pérdida auditiva del 50 % y todavía tenía alguna dificultad en el lenguaje.
El centro planteó echar a la menor
Durante ese año, todo lo positivo se tornó en comentarios negativos sobre su marcha en clase. Según explica la madre de Victoria, el centro planteó echarla del colegio. Ella se negó y tuvo que intervenir la Inspección Educativa.
Tras la intervención, el centro se comprometió a que la niña participara en las actividades inclusivas con quienes habían sido sus compañeros hasta ese momento. «Esto, desde luego, no pasó. Empezó el año y mi hija pasó prácticamente dos meses sin pisar un pie en el aula ordinaria«, criticó Carolina Buriticá.
«Sus compañeros preguntaban por ella», añadió la madre quien asegura que el aula donde fue asignada no existían niños con su edad ni compartían sus características.
«La madre loca del centro»
Tras sentirse «engañada» por el centro, Buriticá comenzó a plantear reclamaciones por los derechos de la niña y a exigir que se cumpliera con los compromisos que se habían asumido. El centro educativo la apodó como «la mamá loca del centro», que no se quedó callada «ante todas las arbitrariedades que se estaban cometiendo».
Ese enfrentamiento con la dirección del colegio creció desde entonces hasta el punto que la familia tomó la decisión de cambiar a Victoria de centro. Este colegio saltó a los medios hace varios años por impedir a un niño con autismo acudir al viaje de fin de curso con el resto de compañeros, decisión que se retractó posteriormente.
Durante esta nueva etapa, Carolina Buriticá recriminó que volvió a encontrarse con un muro en contra: la Consejería de Educación les negó la posibilidad de cambiar.
«No hemos mandado a la niña al colegio este año porque no queremos mandarla ahí», expresó la madre. «La Consejería no nos permitió este cambio y tampoco nos ha ofrecido otras opciones«, añadió Buriticá, quien explicó que las autoridades rechazaron los recursos justificativos que presentó.
La familia tomó la decisión de llevar el caso a tribunal
Por todo esto, la familia de Victoria decidió acudir hasta los tribunales, en un caso que les lleva el abogado Juan Rodríguez Zapatero. Este abogado representó el caso de Rubén Calleja, que llegó hasta las Naciones Unidas y condenó a España por vulnerar los derechos de las personas con discapacidad.
Mientras, la familia pagó lecciones de apoyo y Victoria está aprendiendo a leer, sumar y restar en casa gracias a la implicación de su madre: «Todo a lo que se ha negado el centro, lo estamos dando en casa y con esas clases de apoyo».
Este curso la niña lo tiene ya perdido, ha asumido su madre, pero espera que las medidas cautelares que solicitaron a finales de febrero en los juzgados terminen siendo aceptadas y pueda reincorporarse al aula convencional en el que quieren que esté.