Responde así al dirigente de Vox Ortega Smith, que le preguntó si creía que había que incrementar los barcos de la Armada en Canarias, Ceuta y Melilla para frenar las migraciones
El jefe del Estado Mayor de la Armada (Ajema), almirante general Antonio Piñeiro, ha dejado claro que, ante un cayuco en el mar, la principal misión de los buques militares es ayudar, salvar y rescatar a sus ocupantes si se encuentran en peligro pero, en ningún caso, «combatir» la inmigración ilegal.
Lo ha hecho durante su intervención en el Foro de la Nueva Defensa y el Espacio, en respuesta al dirigente de Vox, Javier Ortega Smith. Le ha preguntado si veía necesario incrementar la presencia de barcos de la Armada en el Estrecho y en aguas de Canarias, Ceuta y Melilla para poner freno a la inmigración ilegal que llega a las costas españolas a través de embarcaciones.

Respuesta contundente
«Que nadie piense que la Armada va a estar combatiendo en la mar la inmigración ilegal», ha recalcado el almirante Piñeiro. Ha precisado que pueden identificar los buques que transportan seres humanos de manera ilegal o ponerlos al servicio de la justicia. Así se está haciendo en la ‘Operación Atalanta’ de la Unión Europea, indicó.
«Pero que nadie espere que un barco de la Armada ante una situación de ese tipo vaya a proceder a apartarlos», ha insistido el almirante Piñeiro. «No estamos para eso», ha zanjado.
El Ajema ha incidido en que la única misión de un barco de la Armada es ayudar a la gente. «Que no quepa ninguna duda al respecto. Y es lo que podemos hacer. El resto es una cuestión que está por encima de las Fuerzas Armadas».
Ayudar a países de origen
Precisó que las Fuerzas Armadas pueden servir como herramienta para ayudar a los países de procedencia de los inmigrantes como se está haciendo, por ejemplo, en Mauritania. Señaló también que la migración irregular es más un problema del Gobierno. «Y no es tirar balones fuera, ni mucho menos», ha dicho.
Para ilustrar la crudeza que se vive en el mar ante ese tipo de situaciones, el Ajema se ha referido a la Operación Sophia de la Unión Europea que buscaba desarticular redes de tráfico de personas en el Mediterráneo y en la que participaron fragatas españolas en labores humanitarias, una de las misiones «que más ha impactado a mi gente».
El almirante ha relatado la «impotencia de tener 250 o 300 personas en el agua que no saben nadar, que se van a ahogar, y tú con una embarcación en la que puedes meter 10 o 20 para sacarlos del agua y que tengas que escoger entre uno y otro sabiendo que en el tiempo que vas y vuelves al que vas a recoger ya no está. Eso es muy duro», ha lamentado.