Unas 750.000 personas viven en los campamentos de Tinduf, donde las enfermedades respiratorias y renales son las más habituales
En 2020 se cumplieron 45 años de la creación de los campamentos de Tinduf para dar refugio a la población saharaui. Aproximadamente 176.600 personas se encuentran viviendo en las duras condiciones.
Y es precisamente por las condiciones en las que viven que hacen de las enfermedades respiratorias y renales las más habituales. El COVID-19 también ha hecho estragos entre la población.
La esperanza de vida de los refugiados ronda los 70 años. Junto a las enfermedades respiratorias y renales, también destacan las articulares. Además, la anemia y la desnutrición afecta a cerca del 50 por ciento de los menores y de las mujeres lactantes.
Con esta problemática sanitaria, la pandemia de la COVID-19 ha agravado al situación en los campamentos que ya de por sí tienen un sistema sanitario precario.
La ayuda humanitaria es uno de los principales recursos con los que cuentan los campamentos de refugiados saharahuis, ayuda humanitaria que se vio cortada con el cierre de fronteras y la paralización de los transportes en el peor momento de la pandemia.
El aislamiento mundial ha bloqueado y ralentizado muchas provisiones de suministros y medicamentos esenciales que regularmente contribuían a las necesidades básicas y de servicios de los campamentos.
Hasta el momento el sistema sanitario constata el fallecimiento de 90 personas por la COVID-19 y la vacunación solo alcanza al 19 por ciento.