La periodista y escritora Raquel Villaécija acaba de publicar un libro que recoge su cobertura como corresponsal del juicio por el mayor caso de violencia sexual en Francia.
«La vergüenza debe cambiar de bando» se ha convertido en una de las frases emblemáticas para el feminismo en los últimos años. La pronunció la superviviente de este caso, Gisèle Pelicot, cuando decidió que el proceso que juzgaría a sus violadores tenía que ser público.
Raquel Villaécija era entonces corresponsal del periódico El Mundo y durante 4 meses asistió a las sesiones donde se tuvo que realizar el visionado de las imágenes de violaciones que Dominique Pelicot había captado durante una década. Esos 4 meses de sesiones están recogidos ahora en el libro que publica la editorial Penguin. En el espacio de igualdad de Buenos Días Canarias, ha contado cómo fueron esos 4 meses en los que se convirtió en la periodista española que permaneció más tiempo en la ciudad de Avignon, donde tuvo lugar el proceso.
El consentimiento, una clave
El juicio ha podido demostrar que al menos 51 hombres fueron a la vivienda de Pelicot a violar a su mujer, bajo sumisión química. Fueron los 51 hombres a los que se identificó en los archivos que guardaba el propio Pelicot en su vivienda, aunque no todos consumaron los hechos.
La autora ha afirmado que en las sesiones «quedó acreditado que muy pocos hombres fueron conscientes de que lo que estaban haciendo era una violación». Dieron por sentado que el hecho de que el marido de Giselle estuviera implicado , suponía que había consentimiento. «Fue muy llamativo que hablaban de un consentimiento a través de un tercero, el propio marido de Giselle».
Otra de las cuestiones que ha destacado la autora en la entrevista y que impactó a las periodistas que cubrían el juicio, es el hecho de que en esos 50 hombres, había algunos que finalmente no participaron en las violaciones y que, sin embargo, no fueron capaces de denunciar lo que sucedía en esa vivienda. «Para ello es necesaria una complicidad entre hombres, que veíamos luego en los tiempos que compartíamos en el bar en el que coincidíamos todos para tomar café, lo acabamos llamando el bar de los violadores».
La dignidad de Gisèle Pelicot
La superviviente de este caso de cuya sentencia se cumplirá un año el 19 de diciembre, es para la autora «un ejemplo de dignidad». Hay que recordar que fue la propia Gisèle Pelicot, la que eligió que el juicio del caso se celebrara a puerta abierta, a pesar de la revictimización que podía suponer. Lo hizo, tal y como ella mismo afirmó, para que se generara un debate profundo en la sociedad francesa y ayudar a otras mujeres.


