El anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump, de reconocer la soberanía marroquí sobre el Sáhara permite a Marruecos sumar ya el apoyo diplomático de dos «grandes», contando a Francia, mientras que la ONU no logra sacar al conflicto de una larga década de bloqueo total.
La declaración de Trump, que vino acompañada del anuncio de un próximo consulado estadounidense en la ciudad de Dajla, tomó por sorpresa a propios y extraños, también en Marruecos, pues los apoyos que el país magrebí ha ido sumando pacientemente año tras año no se comparan con el espaldarazo de la primera potencia mundial.
En Marruecos la noticia ha sido acogida como un gran triunfo de lo que se llama «la causa nacional» (la soberanía en el Sáhara) a la que se supeditan todas las demás, pues da sentido a la «estrategia de los consulados» que ha permitido la apertura de oficinas de veinte países en El Aaiún y Dajla en los últimos meses.
Apoyo francés
Estados Unidos no es el primer país occidental que reconoce la soberanía de Marruecos en el Sáhara, pues Francia lo hace abiertamente desde hace décadas, habiéndose convertido en el principal sostén diplomático de Rabat en cada debate sobre la cuestión.
Y si Francia no tiene (aún) abierto un consulado en el Sáhara, tiene otras antenas tanto o más importantes: dos escuelas francesas de titularidad pública en El Aaiún (Paul Pascon) y Dajla (Odette de Puigaudeau), donde se forma la pequeña élite local y que no paran de crecer, sumando nuevas aulas cada año.