Los promotores del 20A abogan por un cambio en el modelo económico de las islas vigente durante décadas y que es el responsable, según indican, de la desigualdad y la pobreza
Las entidades que promueven la protesta «Canarias tiene un límite», que tendrá lugar este sábado en todas islas, confían en lograr con sus acciones, que continuarán, que cambie el modelo económico canario vigente desde hace décadas, al que responsabilizan de cronificar la desigualdad y la pobreza.
Así lo han expuesto este jueves en una rueda de prensa ofrecida en uno de los destinos de referencia en Canarias, Maspalomas, donde han recalcado que la aplicación de una moratoria, la implantación de una ecotasa, la regulación de la venta de viviendas a no residentes o el freno a la destrucción del territorio que achacan a las macroinstalaciones energéticas o los trenes previstos en Gran Canaria y Tenerife son las principales reivindicaciones de estas manifestaciones.
Uno de sus portavoces, Enrique Reina, ha considerado que el fracaso del modelo canario es evidente, ya que su sector turístico, que ha aumentado en millones de visitantes en las últimas décadas, no ha impedido que la pobreza y la desigualdad se cronifique en el archipiélago.
Responsabilidad de las administraciones
Eso es algo de lo que los impulsores de esta protesta responsabilizan no sólo a los sucesivos gobiernos de Canarias, sino también a los ayuntamientos.
«El turismo de masas deja mucho dinero», pero hay que preguntarse «a quienes va y a costa de qué y de quienes».
Reina ha manifestado que los promotores de estas manifestaciones luchan por «tener un futuro» y defienden que no se pueden poner todos los huevos en una misma cesta».
Marcia Díaz, representante del colectivo de camareras de piso ‘Las Kellys’, ha afirmado que el modelo turístico canario «es colonialismo» porque «expone a su gente y su territorio» a cambio de «unos sueldos míseros» con los que se enriquecen unos pocos empresarios.
Esta camarera de piso ha considerado que el colectivo que representa realiza «trabajos invisibles», propios de «la nueva esclavitud, la explotación moderna» que les aboca a realizar jornadas laborales de más de doce horas, unos trabajos «penosos e insalubres» que les llevan a «medicarse» para poder desempeñarlos y «sobrevivir» a ellos.
Otro miembro del colectivo convocante, Daniel González, ha aludido a la «demanda infinita de energía, agua y servicios» que ocasiona la «superpoblación» que, a su juicio, hay en Canarias, lo que ocasiona un impacto insumible y conduce a la «imposición de un modelo energético» basado en instalaciones como el Salto de Chira, en Gran Canaria, «que destruyen hábitats particulares y extinguen especies».
«Ni una cama turística más»
Esta «fiebre por lo macro» también afecta a las infraestructuras viarias, a los puertos y aeropuertos, además de a los centros comerciales, según los convocantes de estas manifestaciones, que reclaman que en Canarias no se haga «ni una cama turística más» y que el sistema energético esté «en manos de los canarios».
Por su parte, Xiomara Cruz ha rechazado un modelo que «exotiza las islas para los de fuera» y ha alertado de que «ahora el turismo está en los barrios» de los canarios, donde la vivienda vacacional y los fondos extranjeros operan como «buitres carroñeros» de un sistema que «destruye el tejido social» de los núcleos urbanos del archipiélago, donde los alquileres prohibitivos expulsan a los vecinos.
En lugar de un paraíso natural, este modelo ha convertido a Canarias en el paraíso de la desigualdad y la destrucción, ha opinado.
«Nos hicieron creer que en Canarias vivimos del turismo y lo que reclamamos es el derecho de los isleños a vivir en su tierra», ha aseverado Díaz, quien ha subrayado que estas protestas son «un grito de una población cansada de ver cómo destruyen sus islas».