El grupo de abogados consideran la visita de Gérald Darmanin al expresidente Nicolas Sarkozy de favoritismo con el que rompe la neutralidad que habría que esperar de su función.
Un colectivo de 28 abogados han presentado una denuncia contra el ministro de Justicia de Francia, Gérald Darmanin, al que reprochan su visita en prisión al expresidente Nicolas Sarkozy, en un gesto de favoritismo con el que rompe la neutralidad que habría que esperar de su función.
 
Los letrados, encabezados por Jérôme Karsenti, han formalizado este procedimiento contra Darmanin, filtrado este viernes a varios medios como France Inter, ante el Tribunal de Justicia de la República, competente para juzgar a miembros del Gobierno por infracciones derivadas de su cargo.
Le acusan de tráfico de influencias ya que estiman que con sus gestos en dirección a Sarkozy, que ingresó en la cárcel de la Santé de París el pasado 21 de octubre para cumplir una pena de cinco años, ha puesto en peligro la confianza en la Justicia, y por extensión la que pueden tener los clientes de estos abogados. De esa forma, estiman que el ministro de Justicia de Francia les causa «un perjuicio de ejercicio y de imagen» al visita a Sarkozy.
Desde su entrada en prisión, Darmanin anticipó que tenía intención de ir a verlo para estar al corriente de las condiciones de seguridad, pero en paralelo subrayó que sentía «mucha tristeza» por él, y recordó que fue su colaborador y que le unía una relación desde hace años.
Críticas por su visita a Sarkozy en la Santé
El copresidente del Consejo Superior de la Magistratura y principal fiscal del Tribunal Supremo, Rémy Heitz, criticó esa visita en la Santé, que tuvo lugar el miércoles por la tarde, porque corría el riesgo de ser un «obstáculo a la serenidad» de la Justicia y atentar contra «la independencia de los magistrados».
Sarkozy cumple esa pena de cinco años que se le sentenció a finales de septiembre, y que ha recurrido, por formar parte de una asociación de malhechores para financiar su campaña electoral de 2007, la que le llevó al Elíseo, con dinero del entonces régimen libio de Muamar Gadafi.



 
 
 
 
