El Mapa Nacional de la Soledad sitúa a Gran Canaria y Tenerife como focos críticos del aislamiento emocional
Canarias muestra un perfil propio y acentuado de soledad no deseada, según el Mapa Nacional presentado por Mensajeros de la Paz y la Fundación Social Padre Ángel. El informe parte de los datos del Teléfono Dorado, el servicio gratuito 900 22 22 23, que acumula más de 7,2 millones de llamadas en treinta años.
El análisis de estas llamadas revela una combinación de aislamiento geográfico y emocional. La insularidad, la dispersión poblacional y la falta de espacios comunitarios crean territorios donde la soledad se intensifica.
Gran Canaria y Tenerife concentran la mayor demanda de apoyo
La radiografía regional identifica a Gran Canaria y Tenerife como los principales focos de soledad no deseada. En estas islas, la movilidad urbana, la vida acelerada y la fractura de vínculos vecinales generan una mayor sensación de desconexión.
Las islas no capitalinas registran una incidencia menor o menos visible. Su dispersión poblacional y la existencia de redes más tradicionales reducen la demanda, aunque muchas voces insisten en que la soledad existe, pero se verbaliza menos.
La soledad atraviesa generaciones en el Archipiélago
El mapa desmonta la idea de que solo afecta a mayores. En Canarias, la Generación Silenciosa y los Baby Boomers suman el 18,6 % y el 43,7 % de los casos. Muchas personas llaman tras enviudar o sentirse relegadas por su familia.
La Generación X representa el 24 %. Sus llamadas describen rupturas, inestabilidad laboral y cuidados extenuantes de familiares dependientes. Muchas aseguran que, pese a convivir con otros, se sienten solas en su propio hogar.
Los Millennials aportan el 10,8 %. Piden ayuda tras mudanzas, quiebras afectivas o pérdidas bruscas de referentes emocionales. La Generación Z alcanza el 2,9 %. La mayoría denuncia hiperconexión digital sin vínculos reales.
Un fenómeno que también equilibra el género en Canarias
A diferencia de otras regiones, Canarias muestra una distribución equilibrada entre hombres y mujeres. Ellas representan el 49,2 %. Muchas son viudas o separadas y arrastran décadas de roles de cuidado. Ellos expresan dificultad para pedir ayuda y crear nuevas redes.
Este equilibrio convierte al Archipiélago en un territorio con patrones particulares e instructivos para el análisis estatal.
Contexto nacional
En España, la soledad no deseada se relaciona con la situación vital. El 64 % de quienes piden apoyo viven solos, mientras apenas un 2 % convive con hijos. Por otro lado, un 51 % afirma contar con una situación económica estable, mientras que un 27 % reconoce vivir con menos margen para afrontar sus gastos diarios. Aunque la soledad no está directamente relacionada con el nivel económico que quien la padece, la falta de recursos puede complicar el acceso a actividades y relaciones significativas.
El nivel educativo tampoco marca diferencias. El 45 % tiene estudios secundarios y el 39 % formación primaria. La soledad surge en todos los estratos, independientemente del contexto académico.
Necesidad de espacios de encuentro
Cuatro de cada diez personas mencionan dolencias físicas persistentes. Un 23 % describe síntomas de depresión y un 11 % reconoce ansiedad o angustia. La relación entre salud y soledad crea un círculo de retroalimentación que dificulta la mejora.
La ciudadanía reclama talleres, centros de día, actividades comunitarias y lugares donde recuperar vínculos reales. Lo que buscan, en esencia, es sentirse parte de algo y no quedar invisibles ante su entorno.


