Así Somos: Covid Persistente

A sus 47 años, Jesús Carreño Expósito convive con las secuelas del Covid Persistente, una enfermedad compleja e invisible que ha transformado su vida.
Su día a día se ve condicionado por síntomas como niebla mental, fatiga crónica, migrañas, dolores en el pecho, problemas digestivos, depresión y alteraciones cognitivas.
A pesar de todo, Jesús encuentra alivio en lo cotidiano: pasar tiempo con su familia, leer, caminar o viajar cuando la salud se lo permite.
Apoyo, comprensión y búsqueda de respuestas
Jesús insiste en la importancia de buscar apoyo emocional y médico:
“Que se armen de valor y acudan a la asociación Covid Persistente Canarias, como hice yo.”
Esta asociación ha sido clave en su camino, especialmente gracias a la valoración neurocognitiva, que le permitió comprender mejor los efectos reales de la enfermedad. También destaca el papel esencial del apoyo familiar para sobrellevar momentos de incertidumbre.

Pequeños pasos, grandes desafíos
Aunque Jesús no se considera aún estar en una fase de logros, valora cada avance como una victoria. Ha empezado a incorporar ejercicio suave y a priorizar su salud mental, con el objetivo de recuperar poco a poco su bienestar.
Uno de sus mayores retos ha sido conseguir que su entorno —tanto profesional como personal— entienda y reconozca el Covid Persistente como una condición real, limitante y que merece atención especializada.
Inclusión, respeto y empatía como valores esenciales
Para Jesús, la verdadera inclusión implica sentirse apoyado, valorado y respetado, sin necesidad de justificar una enfermedad que no siempre se ve, pero sí se sufre profundamente.
Sueña con una sociedad más empática y humana, donde se garantice la equidad, la comprensión y los derechos de todas las personas, especialmente aquellas que conviven con enfermedades invisibles.
