El Cabildo compra por 4,3 millones de euros el antiguo centro de menores de Santa Rosalía para su uso sociosanitario
El Consejo Rector del IAS aprobó el jueves 23 de enero la adquisición del antiguo centro de menores de Santa Rosalía para su uso sociosanitario. La compra del inmueble, ubicado en Telde, está tasada en un importe total de 4.300.870 euros que permitirán ejecutar una reforma para adecuarlo a las necesidades de asistencia a personas dependientes o con discapacidad.
La adquisición de este edificio histórico, emplazado en la Calle Licenciado Calderín, responde a su ubicación privilegiada al estar integrado en un espacio convivencial con parques, tiendas y demás servicios. Todo esto lo consolida como un futuro centro de referencia en cuanto a la atención social y sociosanitaria. Así se pretende continuar con el legado de este edificio, anteriormente propiedad del médico Gregorio Chil y Naranjo, que desde principios del siglo XX ha servido como hospital, orfanato o centro de acogida.
La historia del centro
El edificio es una superficie de 281,2 metros cuadrados y cuya fachada reconstruyó el Cabildo de Gran Canaria en los años 70. Pasó a manos del Museo Canario tras el fallecimiento de la esposa del médico en 1913. La institución solicitó a su vez al Ayuntamiento de Telde que convirtiese el inmueble en un hospital civil tal y como dispuso Chil y Naranjo en su testamento vital.
La Corporación insular se hizo cargo del edificio en 1923 y, posteriormente, solicitó modificar su uso para convertirlo en «cuna de expósitos-albergados de la isla» debido a la apertura del nuevo Hospital Insular. Santa Rosalía se transformó en un centro de acogida inmediata para menores de 0 a 15 años. Esto fue así hasta que las nuevas directrices en la atención a la infancia llevaron al Cabildo a optar por hogares infantiles más pequeños, motivando en 2013 el pago de 100.000 euros al Museo Canario por su uso durante medio siglo.
La adquisición de Santa Rosalía por parte del Cabildo de Gran Canaria, a través del IAS, prosigue de esta forma la senda social iniciada por Gregorio Chil y Naranjo. Además, refuerza el compromiso insular por una atención más personalizada y cercana a las personas dependientes o con discapacidad.