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25 abril 2024 12:48 pm

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El mirlo capiblanco asegura la pervivencia del cedro canario en el Teide

Se trata de un pájaro que habita en entornos del norte de Europa y que cada invierno se desplaza hasta la isla.

La visita del mirlo capiblanco cada invierno al Parque Nacional del Teide podría asegurar la pervivencia en las cumbres de Tenerife del cedro canario, una enebro endémico de Canarias que según estudios realizados en el Teide podía haber poblado lo que ahora conocemos como el entorno de las Cañadas.

El mirlo capiblanco en el Teide contribuye a asegurar la pervivencia del cedro canario.

Es un árbol que se da en alta montaña, y que según estudios realizados en el Parque Nacional del Teide pudieron cubrir las llanuras de las Cañadas hace miles de años. Su reproducción por semillas se ve condicionada a pasar por el estómago de algunos animales como el cuervo, el lagarto o este mirlo capiblanco, un ave que suele habitar por encima de los Pirineos y hasta en el norte de Europa, que cada año se desplaza hasta Canarias a pasar el invierno, y cuya principal fuente de alimentación durante estos meses es la semilla del cedro.

“Los ornitólogos han identificado una docena ejemplares, anillándolos durante el periodo que pasan en la isla, para saber si son reincidentes y hemos podido observar que algunos individuos regresan a la isla año tras año”, ha indicado José Luis Martín Esquivel, biólogo del parque, quien añade que “la presencia de esta especie es una buena noticia para los trabajos de repoblación del cedro canario, porque al alimentarse de sus semillas facilitan dispersión de las mismas y éstas pueden germinar en otros lugares”.

Los ornitólogos han identificado una docena ejemplares, anillándolos durante el periodo que pasan en la isla.

El mirlo capiblanco es una pequeña ave muy parecida a los mirlos comunes que habitan en las ciudades pero cuya peculiaridad es que habita en entornos de alta montaña. Su característico collar blanco lo diferencia del mirlo común. Entre noviembre y marzo suelen permanecer en el Teide, para pasar el invierno, y luego regresar a sus lugares de origen.

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