Así concluye el comité científico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), que informa en un comunicado de que se reforzarán los sistemas de vigilancia de la evolución de la ceniza en la columna de agua de mar
El aumento de la emisión de cenizas procedentes del volcán de La Palma y su caída al mar podría estar afectando ya al ecosistema marino en la costa suroeste de la isla y provocar «cambios drásticos» en la productividad del mismo.
Éste es el diagnóstico del comité científico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), que informa en un comunicado de que se reforzarán los sistemas de vigilancia de los materiales volcánicos en la columna de agua de mar.
La estimación de la tasa de emisión de dióxido de azufre (SO2) a la atmósfera aumentó en la jornada del miércoles y superó las 12.000 toneladas diarias, y también se han incrementado las concentraciones lineales.
La emisión de gases y cenizas alcanza los 4.500 metros, según el VAAC de Toulouse. Los valores medidos de SO2 por la red de vigilancia de calidad del aire reflejan que ésta es buena.
Unas 220 hectáreas de superficie afectada
Involcan informa por otra parte de que la superficie afectada por la lava se sitúa en torno a las 220 hectáreas, con un perímetro de 15,7 kilómetros. La colada tiene una longitud de 3,8 kilómetros metros y se encuentra a 2,1 de la costa.
La erupción sigue su curso ajustado a su naturaleza estromboliana, con fases más explosivas, con cuatro centros de emisión y una columna o penacho que alcanza hasta los 4.500 metros de altura, con «una fuerte emisión de cenizas».
En la zona más afectada por la caída de cenizas se recomienda a la población permanecer en espacios interiores y, en caso de estar al aire libre, usar mascarillas FFP2 y sistemas de protección de ojos.
En el resto de la isla se aconseja el uso de mascarillas quirúrgicas.
La sismicidad continua en bajos niveles, con escasos sismos sentidos, aunque no se descarta que continúen produciéndose.
Las deformaciones en superficie se mantienen estables
Este miércoles se registraron sismos de tipo largo periodo, asociados a la actividad explosiva.
La señal de tremor volcánico ha aumentado durante las fases explosivas, reflejando la dinámica eruptiva, mientras que las deformaciones de la superficie, en torno a los 28 centímetros, siguen mostrando «una tendencia estable».
En cuanto a las coladas de lava, se mantienen dos frentes activos, relativamente lentos, que se alejan del centro emisor y uno de los cuales tiene un frente de 500 metros aproximadamente.
Una de las lenguas, la situada más al norte, está casi detenida y avanzó ayer a 1 metro por hora, con una altura máxima de 12 metros. El frente sur, que rodea Montaña Rajada, avanzó ayer entre 4 y 5 metros por hora.
Unas 5.700 personas evacuadas
En cuanto a las personas evacuadas, el comité director del Pevolca señala que la cifra se mantiene en torno a 5.700.
De éstas, 135 estaban albergadas en el acuartelamiento El Fuerte (Breña Baja), de las cuales 86 han sido reubicadas en un hotel de Fuencaliente.
De las 49 personas que aún quedan en el albergue, 28 están a cargo del Servicio Canario de la Salud y las otras 19 han preferido continuar en esa ubicación.
Los equipos intervinientes en el operativo ascienden a 789 efectivos de seguridad y emergencias de diferentes instituciones de los ayuntamientos, cabildos, Gobierno de Canarias y Gobierno de España, además del voluntariado.
Las autoridades han recordado este jueves la necesidad de dejar trabajar a los servicios de emergencia y mantener el radio de exclusión de 2,5 kilómetros de los centros de emisión (bocas) que recomiendan los científicos para minimizar el riesgo de impacto de piroclastos y la exposición a los gases del volcán.
También piden alejarse de las coladas de lava ante posibles desprendimientos y las altas temperaturas, además de extremar la precaución ante la caída de cenizas para evitar los efectos perjudiciales para la salud.