Dos ejemplos de industria rural los encontramos en el café de la Finca la Laja y la sal marina de las Salinas de Tenefé
Uno de nuestros valores en auge es la industria rural, que generan el producto de cercanía. En Canarias hay muchas producciones rurales que han pervivido como la cochinilla o el plátano aunque en la actualidad la agricultura de las islas solo cubre una quinta parte de nuestras necesidades.
La Finca de la Laja es un enclave de más de 500 años en el Valle de Agaete, en Gran Canaria. Desde 1800 en esta finca ya se cultivaba el café.
Victor Lugo, gerente de Finca la Laja y Bodega los Berrazales, asegura que sus padres apostaron por la tradición al comprar esta finca. Víctor y su padre han recuperado estos terrenos con cultivos de viña, naranjas y un café de gran calidad. “En los últimos quince años hemos conseguido que sea un café de especialidad único, diferente por las características del terreno volcánico”, afirma Víctor Lugo.
De hecho, la climatología y el agua mineral de este lugar da un valor añadido a su producción. Además, son uno de los mejores embajadores de Gran Canaria abriendo la finca a los turistas. Según manifiesta Víctor, abrir la finca a los turistas facilita su conocimiento y que el boca a boca haga el resto.
Las salinas
Manuel Navarro y sus tres hermanos cogieron las Salinas de Tenefé, en Santa Lucía de Tirajana, también en Gran Canaria, hace unos nueve años y las revitalizaron. Estas salinas se diseñaron en base a la Luna y su origen se remonta al siglo XVI. Al recuperarlas este salinero ha descubierto su vocación.
“He escuchado a gente decir que hay que buscar lo que a uno le apasiona y realmente uno lleva buscándolo y a veces aparece de menara que no te lo esperas y cuando te das cuenta te enamoras”, afirma Manuel.
Salinas de Tenefé ganó el ultimo concurso oficial de sal marina Agrocanarias con todo con un proceso artesanal.
Manuel y Víctor son dos productores que conservan la tradición y que apoyan los productos de la tierra. “Cada vez tengo más claro que lo que tenemos que hacer es cuidar lo que tenemos”, dice Víctor.
Por su parte, Manuel destaca la importancia de la soberanía alimentaria, “cuando uno compra cosas de fuera dejamos huella de carbono”.
El futuro cada vez pasa más por conservar la producción de cercanía.