La Virgen de Los Reyes, la Virgen de los pastores

El escritor José Vicente González Bethencourt pública Historias de El Hierro y la Bajada de la Virgen desvelando secretos y leyendas de la isla más meridional del archipiélago

José Vicente González Bethencourt presenta el libro, Historias de El Hierro y la Bajada de la Virgen. El autor se sumerge en la isla para mostrar su idiosincrasia y rememorar algunas de las leyendas que envuelven a una las fiestas más importantes del archipiélago.

José Vicente González Bethencourt, firmando ejemplares del libro. J.V. González.

Con 14 años viajó hasta La Gomera en un correíllo, (barco de vapor utilizado hasta el siglo XX para el transporte de mercancías, pasajeros y correo) arribando al Puerto de la Estaca para una parada técnica y luego continuar el trayecto. Fue su primera toma de contacto con El Hierro.

Deslumbrado por esa isla, volvería en los 80. Un traslado profesional como médico-cirujano, motivó este segundo encuentro y ya se quedaría, comenta, por un largo periodo. Interesado por sus tradiciones comenzó a indagar en una sociedad con costumbres muy arraigadas.

Imagen publicada en el libro Historias de El Hierro y Bajada de la Virgen.

411 años de Bajada de Los Reyes

González destaca el paisaje de una tierra que en sus montañas atrapa la niebla, «una peculiaridad que lo cautivó». Un entorno pequeño pero «mágico», describe el paisaje y la sociedad herreña que «terminó atrapándolo y haciéndolo partícipe de sus fiestas populares». Recuerda la fiesta de San Simón, en Sabinosa, «el especial cariño de los habitantes y su acogida».

En el libro recoge que la Virgen fue encontrada durante la conquista, entre el 5 y el 6 de enero, y de ahí vendría su nombre. Fue hallada en la costa por los pastores llevándola hasta una cueva en La Dehesa, donde actualmente está la ermita de la Virgen de Los Reyes. Durante 30 años estuvieron custodiándola hasta que decidieron sacarla en procesión hasta Valverde para pedir lluvia.

La sequía de esos años afectó al único sustento de la isla, la agricultura. Las historias de la época afirman que llovió y desde entonces cada cuatro años los herreños cumplen con su voto de llevar a la Virgen hasta la capital.

Una fiesta que implica a todas las generaciones, pequeños y grandes comparten devoción por la Virgen. Recorren un camino entre montañas de 27 kilómetros hasta llegar a Valverde.

Una fiesta que comenzó siendo clandestina por parte de un grupo de pastores hasta que se convirtió en una celebración insular.

Unión de todos los herreños

González afirma que «la Virgen es el punto de unión de todos los herreños, las autoridades pasan a segundo plano. Los pitos y las chácaras hipnotizan a la gente que sigue su ritmo».

Un trayecto abanderado por una sola insignia, la bandera española. «Un pueblo unido bajo una única bandera». Destaca en este recorrido «la espectacularidad del baile, una danza sin fin, exaltada por el colorido de los atuendos, entre los que se diferencian tres grupos, los tocadores, los pastores y los feligreses«.

Vestimenta peculiar

En el libro resalta la vestimenta típica de estas fiestas. Ropa blanca con delantal rojo, una capa y una faja. Diferenciando a los bailarines que llevan el nudo de la faja a la izquierda de los tocadores que llevan el nudo de la faja a la derecha.

Los gorros cilíndricos con cintas de colores acompañan el baile de los danzarines que llenan de vistosidad las fiestas. Cada grupo tiene un gorro diferente, el de Sabinosa se caracteriza por sus plumas blancas de pardela y el color rojo de su parte frontal, adornada con distintas joyas. Mientras, el de El Golfo, se diferencia por el color blanco en su frontal. También porta plumas de pardela El Norte, aunque éstas se colocan únicamente en la parte superior, quedando el contorno adornado de joyas.

Las plumas de pardela ya no se utilizar por ser una especie protegida.

Los pastores guardianes de la Virgen

En los pastores cambia el atuendo, tanto el pantalón como el gorro son de lana de oveja. Como complemento, llevan una talega para llevar el sustento que les ayude a aguantar el trayecto. Los pastores son los guardianes de la imagen, protectores de la Virgen de Los Reyes.

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Una anécdota del autor describe que en una de las Bajadas, uno de los pastores tuvo que interrumpir la comitiva para salir corriendo detrás del cabrito que llevaba en la talega.

El autor menciona el origen de algunos nombres de la isla, como el de Pico de Malpaso. Su topónimo surgió en una Bajada del XVII, un pastor portando a la Virgen tropezó y se cayó, dio un mal paso, desde entonces guarda ese nombre.

Las rayas divisorias

Las rayas limitan cada pueblo y es ahí donde se produce el intercambio de cargadores el día de la Bajada. Desde que sale a las 5 de la mañana de la ermita de La Dehesa. Los piques en las rayas se han convertido en una práctica habitual cada Bajada.

Uno de los instantes más emotivas, según González, se produce a las 12 horas cuando llegan a la Cruz de los Reyes. Cientos de bailarines y la música de los tambores, pitos y chácaras crean un sonido penetrante de gran emotividad.

Todos los pueblos llevan su patrón a la iglesia matriz de La Concepción en Valverde, y cuando llega la Virgen se produce la entrega del mando de la isla a Virgen, convirtiéndose en la regente de El Hierro. Una vez dentro del templo, el mando se le da al clero, que pasa a custodiar la imagen.

El libro Historias de El Hierro y la Bajada de la Virgen recoge en más de 200 páginas anécdotas y leyendas de una fiesta que atrae cada año a miles de herreños que habitan en todo el planeta.

Más de 40 personas han participado en el libro, con fotografías de anteriores bajadas, 28 en blanco y negro y 160, en color. González Bethencourt invita a conocer este texto como guía de la Bajada que ya está la venta en todas las librerías de Canarias.

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