Las forenses creen a la joven con síndrome de Down que dice que fue violada por abuelastra

En la primera sesión del juicio que se sigue contra la acusada, de 73 años, las dos psicólogas forenses han descartado que se trate de una «fabulación» de la denunciante

Audiencia de Las Palmas

Las psicólogas forenses han considerado verosímil este miércoles ante la Audiencia de Las Palmas el relato de la joven con síndrome de Down que asegura que fue violada en Gran Canaria en varias ocasiones por su abuelastra. Han remarcado la involución que sufre al depender para todo de su madre.

En la primera sesión del juicio que se sigue contra la acusada, M.R.C., de 73 años, las dos psicólogas forenses han descartado que se trate de una «fabulación» y han circunscrito los hechos que narra a un caso de «abuso intrafamiliar con maltrato físico, psicológico y sexual», que sufrió cuando tendría entre 23 y 24 años.

Los hechos que se juzgan, y que sucedieron según las acusaciones a partir de 2018, han afectado gravemente en la joven, han subrayado las forenses. Han destacado que había logrado hitos importantes en su vida, como trabajar y superar unas oposiciones.

Estrés postraumático

El estrés postraumático que sufre, conforme a lo señalado por las dos peritos, es más intenso en su caso por su «especial vulnerabilidad» al ser una persona con síndrome de Down. Si ya son «graves por sí mismos» lo son más aún por su condición, pues «revive lo ocurrido todos los días de su vida» como si sucedieran en el presente.

La Fiscalía solicita para la acusada una condena de 15 años de cárcel por un delito de violación continuada y una indemnización de 60.000 euros. Si bien la acusación particular eleva la petición de pena a 21 años, ya que le imputa también delitos de lesiones psíquicas y de maltrato habitual, e incrementa a 100.000 euros la cantidad que debe abonar por los daños causados en la víctima.

Tres psicólogos que trataron a la víctima han manifestado que la joven sufre un trastorno por estrés postraumático del que cumple «todos los ítems», según ha abundado uno de ellos. Han referido que «señala» a su abuelastra «como el origen de sus males» y han hecho hincapié en que su «calidad de vida se ha deteriorado bastante en todos los ámbitos».

De estos tres psicólogos, una que es experta en abusos sexuales y aún la trata, ha explicado que presenta autolesiones cuando le vienen imágenes de la acusada, sufre pesadillas y miedo y «no hace nada sin su madre»; si había alcanzado una madurez de una adolescente ahora su edad mental es la de un niño.

Testigos

En la sesión ha declarado como testigo un psiquiatra que examinó a la joven en 2021 en varias ocasiones que también ha dado credibilidad a su relato y que le diagnosticó, igualmente, estrés postraumático por las conductas sexuales que dice que sufrió por parte de la madre de la pareja de su progenitora, a la que consideraba como su abuela.

El psiquiatra ha indicado que la joven había desarrollado un sentimiento de culpa porque su abuelastra la había amenazado con que sus padres se iban a separar si contaba algo y le llegó a poner un cuchillo en el estómago para mostrarle lo que les podría suceder, según le contó.

Su historia «parece verosímil», ha destacado el profesional, que ha asegurado que con sus 40 años de profesión sabe distinguir cuando alguien miente.

La madre de la víctima ha explicado al tribunal que en 2018 su hija comenzó a sufrir alopecia y a mostrarse triste, y que, como en esa época empezó a prepararse unas oposiciones, atribuyó los cambios al estrés que sufría por esas pruebas, si bien nunca la había visto de esa manera.

Los cambios fueron a más y la llevó a todo tipo de médicos para averiguar lo que le sucedía, pues hasta llegó a tener dificultades para caminar, ha relatado.

Ha contado que tenía muy buena relación con la madre de su pareja y que se quedaba a dormir en su casa en ocasiones y que, en noviembre de 2018, ella y su pareja viajaron a Lanzarote, por lo que su hija se quedó con la abuelastra, pero en esa ocasión la llamó llorando porque le «había tirado por la escalera» y que por más que indagó para saber lo que había ocurrido, su hija le decía que eran cosas de abuela y nieta.

Un retroceso vital de la denunciante

La madre ha declarado que el retroceso de su hija le obligó a dejar de trabajar y a cambiar de domicilio en varias ocasiones, y que fue en 2020 cuando le reveló que «la señora», en alusión a la acusada a la que ya había dejado de llamarla abuela, le «hacía el amor en la cama de Kiko (su pareja), la besaba y le metía los dedos en la vagina», y que le decía que no podía contar nunca nada a nadie porque si no mataría a sus padres.

«Mi hija trabajó durante 24 años como una leona para ser independiente y a la única persona a la que acusa» es a la procesada y «cuando se lesiona la menciona a ella», ha clamado la madre de la joven al tribunal, ante el que también ha declarado su expareja, quien solo quiere saber la verdad de lo sucedido y quien «considera de locos» los cambios sufridos por la joven.

Otro testimonio

El exnovio ha relatado al tribunal que cuando regresaron en noviembre de 2018 del viaje de Lanzarote, cuya vuelta tuvieron que adelantar, «la niña estaba muy nerviosa» y que cuando le preguntó a su madre por lo sucedido, esta le «juraba que no había pasado nada».

A partir de entonces el cambio que sufrió su hijastra fue «brutal, fue de locos» y «buscaron ayuda por todos lados». Llegó a tener trabajo, viajaba sola, le gustaba cantar y bailar, estaba «muy preparada y educada», ha indicado la expareja de la madre. También ha dicho que se siente «culpable de todo» y ha considerado que lo que le ocurrió a la joven «no pudo ser en un día».

El juicio continuará el próximo 5 de febrero con la reproducción de la declaración preconstituida de la víctima y el interrogatorio de la acusada, que el tribunal ha accedido a dejar para el final de la prueba.

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