La mayoría de los chicos jóvenes conocen el discurso por la igualdad entre hombres y mujeres, pero aún no se han posicionado al respecto, aunque están “en camino”.
Un 18 % de los hombres jóvenes canarios niega que exista la violencia machista y un 22 % reconoce que ejerce o ha ejercido esta violencia contra las mujeres, según un estudio del Gobierno de Canarias.
La directora del Instituto Canario de Igualdad (ICI), Kika Fumero, ha afirmado este miércoles en rueda de prensa que estas cifras muestran que el discurso igualitario se conoce muy bien, pero aún no se traduce en prácticas coherentes libres de machismo ni en relaciones equilibradas.
Kika Fumero, durante la presentación de los resultados del primer estudio de estas características elaborado en las islas, “Diagnóstico sobre las percepciones y actitudes de la juventud canaria ante la violencia de género”, ha destacado que para estos jóvenes, que son «la excepción», la violencia machista no existe, es un problema menor o, en cualquier caso, lo provocan las propias mujeres con su comportamiento y actitud.
Los hombres jóvenes que creen en la igualdad rechazan los roles tradicionales asimilados a unos y a otras, y son capaces de detectar con mayor facilidad no solo la violencia machista más evidente, sino también la violencia “de base” más difícil de apreciar.
La mayoría de los chicos jóvenes, según Fumero, conocen el discurso por la igualdad entre hombres y mujeres, pero aún no se han posicionado al respecto, aunque están “en camino”.
“Consideramos que estamos en un periodo de transición, de muchos cambios observables, sobre todo en aspectos cualitativos (…) Pero otros no se consolidan, todavía existe un discurso superficial. Y cuando se profundiza un poco, surgen de inmediato grietas argumentales y contradicciones”, ha explicado Fumero.
Es el conocido como “mito de la falsa igualdad”, por el que la sociedad conoce y reconoce la teoría y los preceptos en igualdad, pero luego, en la práctica, se continúan reproduciendo estereotipos, roles y relaciones de dominio y de poder.
Uno de los retos “fundamentales” que ha establecido el estudio en esa línea es la necesidad de enfocarse en los hombres y en su responsabilidad, en trabajar los nuevos modelos de masculinidad igualitaria para convertirlos poco a poco en “aliados” por la causa porque, al fin y al cabo, los hombres son “compañeros de vida”.
Kika Fumero ha reivindicado, asimismo, que se puede extraer una lectura positiva de estos datos y tendencias, porque demuestra que el 82 % no niega la existencia de la violencia de género y que ha habido avances a pesar de que no haya cambiado las actitudes y la relaciones entre personas.
Un 22 % de los hombres jóvenes reconocieron, de hecho, que en sus relaciones prevalecen prácticas de violencia de género, un porcentaje que, en cierto modo, implica que estos chicos han sido capaces de asumir que ejercen dicha violencia, ha apuntado Fumero.
Las mujeres encuestadas, por otro lado, son críticas y “muy conscientes” de las diferencias entre géneros, y aunque son “contundentes” en el rechazo al modelo femenino tradicional, rechazan con menor contundencia al modelo masculino tradicional, que en general se cuestiona poco.
El 70 % de las mujeres jóvenes han vivido o conocen casos de violencia de género, el 20 % ha sufrido violencia y el 40 % considera bastante o muy probable que la sufrirá en algún momento de su vida.
Distintos mitos permanecen, pese a todo, entre la juventud canaria, como el del amor romántico, de carácter vitalicio y basado en la centralidad amorosa y la exclusividad sexual, y que es más aceptado entre hombres que en mujeres, quienes han conseguido deconstruir más y mejor el sistema patriarcal que lo mantiene.
En cuanto a las prácticas de ligue, prevalecen las tradicionales de dominación masculina, en las que el hombre ha de tomar la iniciativa en base al vínculo entre virilidad y “conquista”, sin respeto a la voluntad y al deseo femenino.
“Una de las propuestas al respecto es una buena educación afectivo – sexual. Es fundamental acompañar y profundizar en el autoconocimiento personal, sobre todo en mujeres: si no sé lo que me gusta, difícilmente podré saber lo que no me gusta. Esto conlleva prácticas afectivas y sexuales desiguales”, ha explicado Fumero.
Los sondeos en torno a las fuentes de información sobre sexualidad y afectividad, más allá de las amistades y la experiencia personal, muestran que un “preocupante” 40 por ciento de los encuestados recurre a la pornografía como vía de aprendizaje.
Por todo ello es necesario, ha abundado Fumero, el trabajo sobre los hombres jóvenes y en su responsabilidad, la consolidación del discurso para así cambiar prácticas, el impulso a las mujeres para que pasen del miedo paralizante a la indignación, “de la resistencia a la confrontación”, a considerarse entre ellas como aliadas y no como rivales, y considerando también a los hombres como aliados potenciales.
Y una “ampliación” de la mirada social mediante la educación en igualdad.
“Diagnóstico sobre las percepciones y actitudes de la juventud canaria ante la violencia de género” requirió unos 6 o 7 meses de trabajo para, entre otras cosas, encuestar a 2.388 personas: 1.209 hombres y 1.179 mujeres entre 18 y 29 años.
También se realizaron 26 entrevistas y 8 grupos focales, en las que participaron 40 hombres y 46 mujeres, que arrojaron 70 horas de audio y vídeos transcritos, 2.732 citas textuales y 73 códigos de análisis.
El estudio puede así marcar pautas de actuación y de diseño de políticas públicas para subsanar o reducir la violencia de género, que supone una “carrera de fondo”, ha concluido Fumero.