Moreno Dapena, de 34 años, llevaba tiempo embarcado en el N35, un barco de exploración marina con bandera de Panamá, que se dedica a buscar porciones de buques hundidos durante la II Guerra Mundial

La familia del tripulante español en el barco interceptado a mediados de junio por la Armada de Venezuela, el periodista canario Miguel Moreno Dapena, vive con angustia los 24 días que han pasado sin recibir noticias de él y pide a las autoridades de Caracas saber dónde y cómo está.
Moreno Dapena, de 34 años, llevaba tiempo enrolado en el N35, un barco de exploración marina con bandera de Panamá, capitán neerlandés y empresa belga (Seatec) que se dedica a buscar pecios de buques hundidos durante la II Guerra Mundial y que, en las últimas semanas, se movía en el entorno del Caribe y la costa oriental de Venezuela.

Tras doce días sometido a vigilancia y seguimiento, el N35 fue interceptado el 13 de junio por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana a 50 millas (92 km) del delta del Orinoco, al considerar que realizaba «investigaciones científicas» con un comportamiento «muy sospechoso» en la zona económica exclusiva del país, según informó cinco días después el ministro de Defensa, Vladimir Padrino.
El N35 fue conducido el 15 de junio a Isla Margarita, al puerto de Guamache, donde el barco y sus nueve tripulantes quedaron en situación de custodia preventiva. A esos días se remonta la última comunicación de Miguel Moreno con su familia, según ha relatado este lunes a EFE su madre, María Jesús Dapena.
Último registro del WhatsApp
Según el registro del WhatsApp del móvil del joven español, la última vez que el aparato estuvo conectado a la red fue el 20 de junio a las 3:48 horas de Canarias (22:48 horas del 19 en Venezuela).
Ese día 19, en su última comunicación con sus padres, Miguel Moreno contó que los oficiales de la Armada venezolana estaban siendo muy amables con ellos, que «algunos tienen abuelos canarios» y que les habían dejado bajar puntualmente a tierra a comprar víveres. Envió algunas fotos de las tiendas donde compró y dijo que los iban a llevar a declarar a la Fiscalía. Desde entonces, silencio.
«Ya son 24 días sin novedad, sin novedad, sin novedad…», explica María Jesús Dapena, que está recibiendo asistencia del Ministerio de Asuntos Exteriores español para intentar averiguar cómo se encuentra su hijo y qué cargos se dirigen contra él, si es que hay alguno, y ha comunicado ya a Naciones Unidas su «desaparición forzada».
Tampoco se sabe nada de sus ocho compañeros de tripulación: el capitán y su mujer, neerlandeses, tres marineros hondureños, un panameño, un indonesio y una tripulante húngara. «Solo pedimos a las autoridades venezolanas que informen a la Embajada de España y al resto de embajadas sobre dónde se encuentran y dónde», recalca la madre de Miguel Moreno.
«La esperanza no la pierdo: no hacían nada ilegal»
María Jesús Dapena espera que todo se aclare cuanto antes, porque está convencida de que en el N35 no hacían «absolutamente nada ilegal». De hecho, recela de que se describa su actividad como de «cazatesoros». «Se dedican a exploración submarina y, cuando localizan un pecio, solicitan a las autoridades el derecho o el permiso para explotarlo. Se fueron a Trinidad y Tobago porque estaban esperando unos permisos que habían solicitado aquí en Europa», relata.
La madre del tripulante español cree que en el N35 pensaban que estaban trabajando en aguas internacionales y que, probablemente, cometieron el error de pasar por alto que esa zona, el Esequibo, considerada por Venezuela como parte de su territorio a todos los efectos, aunque esté sujeta a un contencioso con la vecina Guyana.
«La esperanza no la pierdo, porque ellos no han hecho nada, ni son espías, ni son terroristas, ni son nada de nada. Yo espero que, cuando prueben que es un barco de expedición (…) los suelten. Es una situación muy difícil para la familia levantarte cada día con esta incertidumbre», relata.
Tanto la representación consular española como Autoridad Marítima de Panamá han anunciado que están haciendo gestiones con Venezuela para prestar asistencia a los tripulantes del N35.
Hasta que puso fin a su etapa como periodista, Miguel Moreno Dapena había trabajado en medios como ‘La Provincia’, ‘Expansión’ y ‘Sport’. Previamente, se había formado en el Máster de Periodismo Internacional de la UNED y la Agencia EFE (2015).