El modelo desarrollado ayuda a predecir las respuestas de fotosíntesis y respiración de 48 especies nativas de Tenerife
Investigadores de la Universidad de La Laguna han desarrollado un modelo para predecir cómo el cambio climático afecta a la absorción de carbono, a partir de variables como la radiación solar, temperatura, humedad relativa y estado hídrico del suelo, en especies nativas de vegetación distribuidas desde las costas áridas hasta la alta montaña.
El modelo desarrollado ayuda a predecir las respuestas de fotosíntesis y respiración de 48 especies nativas de Tenerife frente a condiciones variables de radiación, temperatura, humedad y déficit hídrico del suelo a lo largo de un gradiente altitudinal en los cinco principales tipos de vegetación del archipiélago.
Según este modelo, el estado hídrico de las plantas es el factor más influyente en la absorción de carbono atmosférico en la vegetación estudiada, lo que resalta la importancia de incluir este indicador en los modelos de asimilación de carbono para escenarios climáticos futuros, según ha informado este jueves la ULL.
El estudio, publicado en la revista Global Ecology and Conservation y liderado por el grupo de investigación de Ecofisiología Vegetal de la ULL en colaboración con personal investigador de la Universidad del País Vasco, predice con precisión los cambios en la capacidad fotosintética a lo largo de una amplia variedad de especies y condiciones ambientales, demostrando así la solidez y aplicabilidad del modelo.
Factores ambientales
El análisis de los parámetros del modelo permitió esclarecer la influencia de factores ambientales individuales en la fotosíntesis y establecer una clasificación de la sensibilidad de las especies a cada uno de estos factores, añade el centro docente.
Al respecto, el equipo investigador identificó que tanto la humedad del aire como, especialmente, la humedad del suelo, afectan significativamente la capacidad fotosintética.
Por otro lado, también detectó que la temperatura tiene un impacto mayor en la respiración, lo que sugiere un posible aumento en la pérdida de CO₂ con el incremento de temperaturas, aunque su efecto sobre la fotosíntesis es menos pronunciado que el de la humedad.
Este trabajo subraya que el déficit hídrico y el aumento de temperaturas han reducido la capacidad de asimilación de carbono en ecosistemas de alta biodiversidad como las selvas amazónicas. Por ello, resulta fundamental comprender la capacidad de los ecosistemas para capturar carbono en escenarios de cambio climático, afirman los investigadores.
Canarias, un laboratorio natural excepcional
Explican también que los ecosistemas insulares, con su significativo gradiente altitudinal y rica biodiversidad, ofrecen un laboratorio natural excepcional para evaluar cómo los cambios ambientales afectan la asimilación de carbono de especies endémicas en diversos ecosistemas.
Tenerife en particular, gracias a su historia climática y natural, su marcado gradiente altitudinal y la diversidad de subclimas y flora, supone un escenario ideal para desarrollar modelos que ayuden a entender el impacto potencial del cambio climático sobre la capacidad de absorción de carbono en las comunidades vegetales mediterráneas.
El objetivo del estudio fue aprovechar estas condiciones para crear un modelo empírico que estimara la tasa de asimilación neta de CO₂ a partir de variables ambientales clave (radiación solar, temperatura, humedad relativa y estado hídrico del suelo) en especies nativas distribuidas desde las costas áridas hasta la alta montaña.
Además, se incorporó un submodelo que relaciona la precipitación acumulada con el potencial hídrico al amanecer, permitiendo incluir la lluvia como variable predictora indirecta.
La amplia variabilidad meteorológica registrada garantiza que el modelo sea aplicable durante todo el ciclo anual, incluso frente a eventos climáticos extremos, convirtiéndolo en una herramienta robusta para evaluar el impacto del cambio climático sobre la captura de carbono en comunidades vegetales mediterráneas de alta biodiversidad.
Por último, el estudio señala que, aunque predecir la adaptación y composición futura de las especies implica procesos complejos que no dependen únicamente de la sensibilidad fotosintética al entorno, este modelo basado en ecosistemas de alta biodiversidad ofrece una valiosa herramienta para estimar la capacidad de las plantas para capturar carbono bajo diferentes escenarios climáticos futuros.


