En su declaración, Dani Alves solo ha contestado a las preguntas de su defensa y se ha negado a responder a las del Ministerio público y la acusación particular
El exjugador del FC Barcelona Dani Alves ha insistido en su declaración este miércoles ante la Audiencia de Barcelona en que mantuvo relaciones sexuales consentidas con la joven que le acusa de violarla en el baño de la discoteca Sutton de Barcelona, sin que ella le dijera en ningún momento que parara.
Alves se ha negado a responder al Ministerio público y a la acusación particular ejercida por la víctima y solo ha contestado a las preguntas de su defensa, en una comparecencia en la que ha acabado rompiendo a llorar.
Asimismo, la defensa del futbolista ha mantenido en el trámite final del juicio por agresión sexual en la Audiencia de Barcelona su petición de absolución, aunque ha planteado como alternativa una condena de un año de cárcel, el periodo que lleva en prisión preventiva, y 50.000 euros de indemnización.
Por su parte, la Fiscalía ha mantenido para Alves su petición de nueve años de cárcel, que la acusación particular ejercida por la víctima eleva a doce años, en ambos casos con una indemnización de 150.000 euros.
Dani Alves afirma que la relación sexual fue de mutuo acuerdo
Según el futbolista, que se ha ceñido a la última versión que mantuvo ante la jueza instructora tras conocerse los resultados de las pruebas biológicas, su relación sexual con la joven fue de mutuo acuerdo porque ambos sintieron «atracción», por lo que cuando días después supo por la prensa que se le acusaba de agresión sexual se le «vino el mundo encima».
En un interrogatorio de apenas un cuarto de hora, el exjugador ha detallado que estuvo comiendo con unos amigos en un restaurante de Barcelona, donde se tomaron cinco botellas de vino y un whisky japonés, tras lo que se desplazaron a un bar para seguir con «una ronda de gin tonics» antes de entrar en la discoteca Sutton.
A las 2.30 horas de la madrugada llegó con uno de sus amigos a Sutton y le condujeron hasta un reservado del local, donde ambos estuvieron pasando un rato con dos chicas hasta que decidieron invitar a su mesa a la víctima y a sus dos amigas.
Frente al relato de las jóvenes, que mantienen que ya desde las presentaciones Alves tuvo una actitud «babosa» con ellas hasta llegar a toquetearlas, el acusado ha explicado que estuvieron conversando y bailando y que se aproximó a ellas porque es una persona «muy cercana, pero siempre desde el respeto».
Con la joven que le acusa de violación, mantiene, estuvo bailando «más pegado», incluso perreando, pero siempre «pasándolo bien, disfrutando», sin que en ningún momento, ha insistido, ella rechazara intimar con él.
«Pensé que había atracción sexual», ha apuntado el futbolista, que asegura que propuso a la joven encerrarse en el baño para tener relaciones sexuales, lo que ella aceptó, sostiene: «No tuve que insistir para nada».
Una vez en el baño, ha detallado Dani Alves, la joven le besó y le practico sexo oral, tras lo cual él la penetró, y ha asegurado que ambos estaban «disfrutando». «En ningún momento me dijo que se quería ir, si quería irse podía salir, no estaba obligada», ha recalcado el futbolista, tras proclamar que no es «un hombre violento».
A preguntas de su abogada, Inés Guardiola, Dani Alves ha señalado que su declaración de hoy es el mismo que ha mantenido durante la instrucción del caso y solo ha reconocido que la primera vez que declaró ante la jueza instructora omitió algunos detalles: «Hablé de una felación porque pensaba que era lo único que mi mujer podía perdonarme».
Los forenses que atendieron a la víctima descartan que simulara o exagerara
Los forenses que atendieron a la joven que denunció por agresión sexual al futbolista Dani Alves han afirmado en su turno de declaración que no tuvieron «ninguna sospecha» en sus exploraciones psicológicas de que simulara o exagerara sus síntomas y concluyeron que sufría un trastorno postraumático.
Así lo han sostenido los forenses que han comparecido en la tercera sesión del juicio en la Audiencia de Barcelona.
La psiquiatra que atendió a la víctima tras los hechos ha subrayado ante el tribunal que no tiene «ninguna sospecha» de que la chica estuviese simulando o que exagerara su sintomatología, ya que lo habrían detectado en los cuestionarios que le hicieron.
Por el contrario, ha subrayado que el examen psicológico que le hicieron apuntaba a un cuadro por trastorno postraumático, que era coherente con lo que la chica explicó en el momento de la entrevista y había referido previamente a los médicos forenses, en relación con la agresión sexual.
En este sentido, han explicado que las pruebas que hacen en estos casos tienen mecanismos para detectar «inconsistencias, infrecuencias o distorsión de la imagen» por parte de los pacientes, para saber si esconden información o pretenden dar una imagen que no se corresponda con la realidad.
En el caso de la víctima, los resultados de las pruebas no dejaron espacio a la duda, ya que descartaron que simulara síntomas, según los forenses.
Aunque no haya lesiones vaginales, no se descarta que fuese violada
Además, han indicado que, aunque la joven no presentara lesiones vaginales, ello no descarta que fuese violada, dado que no todas las agresiones sexuales provocan daños físicos en las víctimas.
Por su parte, los peritos aportados por la defensa han intentado desacreditar estas conclusiones y han denunciado que no les dejaron hacer una exploración completa de la víctima, que no debía tener una afectación tan grave teniendo en cuenta la medicación que se le recetó y que es poco habitual que una víctima de violación no presente daños vaginales.
Sin embargo, los forenses han insistido en que la víctima explicaba las cosas de forma coherente, ya que mantuvo un relato de lo ocurrido «más o menos ordenado», pese a que estaba en «shock » y «fragilidad emocional», teniendo en cuenta que la memoria postraumática «puede ser fragmentada».
Asimismo, los forenses han explicado que es habitual que las víctimas de violaciones tengan sentimiento de culpa «por una cosa que no han generado».
Las psicólogas de la defensa sostienen que Dani Alves sabía lo que hacía pese a haber bebido
Dos psicólogas designadas por la defensa del exjugador del Barça Dani Alves para acreditar que la noche de Sutton iba ebrio también han prestado declaración este miércoles. Estas han afirmado que la noche de Sutton que el futbolista tenía las capacidades cognitivas «levemente afectadas», pero «distinguía el bien y el mal y sabía lo que estaba sucediendo».
Las dos psicólogas han expuesto ante la Audiencia de Barcelona las conclusiones del informe pericial que les encargó la defensa para determinar si el futbolista estaba borracho la noche en la que se le acusa de violación, con el análisis de los tiques de las consumiciones y de las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad de la discoteca Sutton.
Según las peritos, de esos tiques de consumición, que la defensa les entregó el mes pasado, Alves tomó con sus tres amigos cinco botellas de vino y una de whisky, posteriormente un gin tonic él solo y, ya en Sutton, pudo beberse también seis copas de champán que aparecen en la grabación de las cámaras de seguridad.
Estos datos, unidos a una de las imágenes grabadas en Sutton en las que el jugador «parece que se caiga», hacen pensar a las psicólogas que el futbolista podía estar sufriendo una «intoxicación alcohólica» que le provocaba una «afectación importante a sus capacidades volitivas».
Las preguntas de la abogada de la acusación particular hacen girar esta prueba
Sin embargo, esta prueba pericial, con la que la defensa de Alves pretende acreditar que el futbolista iba ebrio para beneficiarse de una atenuante, se ha girado no obstante en su contra a preguntas de Ester García, la abogada de la acusación particular ejercida de la víctima, sobre el alcance de esa supuesta intoxicación alcohólica en la consciencia del procesado.
En ese sentido, las peritos han reconocido que el consumo de alcohol que se deduce de los tiques de consumición y de las imágenes de Sutton pudo afectar «levemente» las capacidades cognitiva del procesado, pero que «distinguía el bien y el mal, sabía lo que estaba sucediendo».
Por otra parte, las psicólogas, que han llevado a cabo un estudio de la personalidad del acusado a lo largo de varias entrevistas, han apuntado además que de su biografía, relaciones familiares y personales no se desprende ningún factor que apunte a una persona «con tendencia a la impulsividad y la agresividad».
«Es muy poco probable que una persona con su personalidad cometa una agresión sexual», han mantenido.