José Antonio Domínguez Domínguez nació y creció en Las Palmas de Gran Canaria, Gran Canaria, pero con apenas 19 años, en 2003, salió para formarse.
Estudió en el Conservatorio Superior de Música de París, donde termina en 2007 y se marcha a Madrid, para especializarse en danza contemporánea en el Real Conservatorio Profesional de Danza Mariemma. De ahí, salta a Milán, donde se gradúa en la Academia de Danza Contemporánea Pier Lombardo. Allí comienza a trabajar y se establece durante ocho años.
En 2016 volvió a España para trabajar durante dos años en el musical Dirty Dancing, temporada en Madrid y gira por España. Se fue a París durante un año para hacer el musical Chicago. Desde ahí, a Méjico donde se llevaba a cabo el mismo musical, desempeñando el mismo papel, el de Fred Casely, el amante de Roxie. El proyecto cerró por la pandemia.
Este tiempo lo aprovecha para estudiar en la de Facultad de Cine y hace proyectos de series, cine y publicidad, hasta que el teatro arranque y pueda empezar un nuevo proyecto.
Después de tanto salto, sabe dónde quiere estar, en Méjico DF. «Desde chiquitito he sido un nervio andante y siempre quise estar de un lado a otro, pero ya aterricé», comenta.
El Día de Canarias siempre lo ha celebrado. «Era un día festivo y es muy nostálgico recordarlo. Ese día siempre hablo con mi familia y ese día celebro que nací en un lugar paradisíaco. Amo mi tierra», confiesa.
Echa de menos a su familia, sin duda alguna, «el clima, el paisaje, la tranquilidad, la humildad de la gente, el ritmo de vida y Canarias para mí es infancia y juventud», cuenta.
Con la pandemia tuvo la ocasión de viajar cuando se abrieron las fronteras, «en junio de 2020 y no he vuelto. Pero regreso este verano. Al menos una vez al año es obligatorio volver. Eso no lo suple nada, ningún viaje ni ninguna experiencia. Volver a casa es volver a casa, y punto», finaliza.