El conjunto grancanario vence al Valladolid (4-0) y consigue su segunda Copa de Europa consecutiva en tierras checas
El Molina Sport ha logrado este fin de semana su segunda Copa de Europa de hockey en línea en un torneo casi perfecto de los grancanarios, donde han ganado con solvencia todos sus partidos, a excepción del de su debut en el torneo ante el Vierzon Predateurs francés, en el que se impusieron con un gol de oro en la prórroga después de empatar a tres goles.
Si el año pasado los hombres de Kevin Mooney se alzaban por primera vez en su historia como campeones de Europa en su casa, en el Pabellón Carlos García San Román, en esta ocasión han revalidado su título continental en Brumov-Bylnice (República Checa). Chuck Baldwin, con 12 goles y dos asistencias, fue el máximo goleador del torneo.
Final ante el Valladolid
Partido muy táctico el que ha tenido que afrontar el Molina Sport en una final con pocas cartas por descubrir, ante el rival que probablemente mejor les conoce en el mundo del hockey línea. El Valladolid volvía a adoptar una táctica conservadora, siendo agresivos en defensa, intentando aprovechar alguna contra para perforar la meta defendida por Javi Tordera.
Los minutos transcurrían con pocas ocasiones claras de gol, con un CPLV bien parapetado en torno a la meta defendida por Jimmy Teed, hasta que Kevin Mooney, el entrenador-jugador de los grancanarios, en una jugada individual rompía las líneas de presión de la defensa pucelana y batía al guardameta canadiense del CPLV para ponerse por delante en el marcador a 11 minutos para el descanso (1-0).
El tanto espoleaba a un Valladolid que daba un giro adicional a su defensa, para controlar el poderío ofensivo de los isleños, llegándose al ecuador del choque con el marcador inamovible.
Más ventaja en el marcador
El descanso parecía sentar a las mil maravillas al cuadro grancanario, que aprovechaba la necesidad de marcar de los vallisoletanos para cogerles por sorpresa en el reinicio del juego con dos nuevos goles, obra de Jan Andrysek y de Andreu Tomàs, que dejaban herido de muerte a su rival, aunque con 18 minutos por disputarse todavía en el partido.
El Valladolid, sin nada que perder, se lanzaba a tumba abierta en busca de un gol que les metiese en el partido, pero el Molina tiraba de cabeza y de solidaridad defensiva para proteger la meta de un infranqueable Javi Tordera que hacía estériles todos los intentos de su rival.
Los minutos transcurrían a favor del conjunto grancanario que aprovechaba una contra para que Kevin Mooney asistiese a Chuck Baldwin que no perdonaba ante Jimmy Teed, alojando el disco en el fondo de las mallas para fijar el 4-0 definitivo que otorgaba a los amarillos su segunda Copa de Europa consecutiva.