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29 marzo 2024 10:50 am

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La guardia civil rescata a un perro en un lago helado en Jaca

Dos agentes de la Guardia Civil rescataron este martes a un perro que estaba atrapado en un lago artificial congelado en la ciudad de Huesca

Dos agentes de la Guardia Civil han rescatado a un perro en un lago artificial congelado en las instalaciones de un campo de golf próximo a la ciudad de Jaca, provincia de Huesca.

El cabo Jerome, de 28 años, y el guardia Abraham, de 41, destinados en el puesto de Canfranc y de servicio ayer en la zona de Jaca, respondieron a la llamada de socorro de la dueña del animal, una Golden Retriever mezcla con mastín.

La guardia civil salva la vida del perro en un estanque congelado

Según el cabo Jerome, mientras patrullaban por la zona en su vehículo oficial, escucharon por radio la llamada de una mujer que informaba de la caída de su perro en un estanque helado del que no podía salir.

A su llegada a la zona, de acceso complicado por la gran cantidad de nieve, los dos guardias observaron al perro aullar desde el interior de estanque y con signos de angustia.

Al momento llamaron a unos vecinos para tratar de conseguir una cuerda, pero ante la situación desesperada en la que se encontraba el perro y ante la posibilidad de que no pudiera aguantar más, optaron por introducirse en el agua a pesar de desconocer la profundidad con la que se iban a encontrar.

Un rescate con final feliz

El cabo Jerome fue el primero en desnudarse para entrar en el agua con un tronco en las manos para poder romper el hielo y acceder al lugar donde se encontraba el perro. El guardia Abraham entró después para montar una cadena humana entre ambos con la que poder sacar al entumecido animal del agua, que cubría a los dos a la altura del cuello.

Tras entregar el animal a su propietaria, los dos agentes, que se sirvieron de la vegetación que cubría el fondo del lago para poder avanzar con seguridad, utilizaron las prendas de su uniforme para secarse.

Respecto a la decisión adoptada, los guardias aseguran que evaluaron los riesgos a los que se enfrentan y tenían claro que tenían que ser lo más objetivos posible a la hora de valorar si el rescate era posible.

«En un momento -añade el cabo- llegamos a la conclusión de que por nuestro estado de salud y nuestras condiciones físicas podíamos a asumir ese riesgo para salvar al perro».

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