La cantante canaria Sonia Santana ha recordado en Buenos Días Canarias su paso por el grupo Olé Olé, al que llegó para sustituir a Marta Sánchez
La industria musical no ha estado ajena al machismo y a la exigencia con el físico de las mujeres, tampoco en nuestro país, donde la voz de muchas cantantes ha sido secundaria a su aspecto físico. A principios de los años 90, la cantante canaria Sonia Santana se enfrentó al reto de sustituir como vocalista a Marta Sánchez, una mujer que en aquella época mostraba una imagen muy sexualizada que recordaba a Marilyn Monroe.
En la sección de igualdad de Buenos Días Canarias, Sonia Santana, ha recordado que fue muy inocente al pensar que «había sido escogida únicamente por su buena voz». De hecho ha apuntado que uno de los primeros consejos a los que se enfrentó al entrar al grupo fue que se operara el pecho, una intervención que realizó en un momento de inexperiencia e inmadurez para encajar con una estética que le resultaba bastante ajena.
Mi estética no encajaba
Sonia ha afirmado que «en esa época las referentes estéticas en la industria eran mujeres con curvas como Samantha Fox o Sabrina y modelos de sensualidad como el que representaba Marilyn Monroe». Ella asegura que tenía una imagen totalmente alejada de lo voluptuoso y que recordaba más a la delgadez de Audrey Hepburn. Estos condicionantes físicos, unidos a su enorme inquietud creativa, hicieron que terminara abandonando el grupo y emprendiendo un exilio que la llevó a vivir en París o Londres, donde sigue residiendo.
Metamorfosis creativa
Sonia reconoce que se le cerraron algunas puertas pero priorizó seguir disfrutando de lo que le gusta, la creación. Fuera de España ha podido darle rienda suelta a esa creatividad y afrontar trabajos que han tocado el jazz, el cabaret y , más recientemente, los boleros. Toda su trayectoria se ha volcado ahora en un documental, VERUM, dirigido por Alberto Rivas, en el que hace un repaso «sin rencor» a su trayectoria musical.