La pandemia supuso un problema añadido para la comunidad sorda que veía aún más limitada su capacidad comunicativa
Uno de los colectivos que peor lo ha pasado en la pandemia es de la comunidad sorda. Para ellos, poder ver todo el rostro de los interlocutores, labios incluidos, es primordial. La mascarilla no ha ayudado durante este periodo.
Un canario, hace un año y medio, fue noticia a nivel nacional al promover la fabricación de mascarillas transparentes. Televisión Canaria ha repasado con Marcos Lechet el proceso para lograr el objetivo de la homologación de mascarillas transparentes.
Desde que comenzó la pandemia, este activista ha llevado a cabo una «lucha titánica» por defender el derecho a comunicarse de las personas con problemas de audición. «Las personas sordas hemos sufrido un doble confinamiento. El producido por la pandemia y el que le ha seguido por la incomunicación a la que nos hemos tenido que enfrentar por las mascarillas», advirtió Lechet en la presentación de las mascarilla transparente.
Mascarilla del CSIC
Lechet se dirigió por tuiter al entonces ministro de Sanidad, Salvador Illa, y le reclamó medidas encaminadas a la comunidad sorda. La finalidad era que el Estado facilitase la fabricación de piezas transparentes que facilitasen la comunicación. Sin ellas, comunicarse para una persona sorda es un problema.
El Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) diseñó con su ayuda una mascarilla homologada.
La mascarilla ha llegado a instituciones y asociaciones, pero no ha circulado todo lo necesario. Conseguirla en una farmacia, asegura Lechet, es imposible. Para conseguirlas hay que recurrir a una página web.
La ciencia en ocasiones es lenta y ya trabaja en nuevas versiones de esta herramienta de gran valor para la comunidad sorda.