También se aprovechó la energía del viento para moler los granos o conseguir la sal, misma energía que hacía perder las cosechas
Lanzarote goza de un paisaje único en el mundo, una isla, modelada por el viento.
Durante el siglo XIX el viento sepultó pueblos y amplió fronteras.
Pero no sólo su geografía, la sociedad de la isla aprendió a protegerse, ajustando sus vestimentas. Incluso, escondió su agricultura y adaptó sus viviendas
Se aprovechó la energía del viento para moler los granos o conseguir la sal, misma energía que hacía perder las cosechas.
Con tan fuertes ventoleras también se ha colado en nuestro arte.