A partir de 2030 no se podrá vender ni alquilar una vivienda con baja calificación energética
Una nueva normativa europea sobre eficiencia energética entró en vigor este agosto y comenzará a aplicarse de forma obligatoria en 2030. Esta ley establece que solo podrán comercializarse aquellas viviendas que cuenten con una calificación energética mínima de E.
En 2033, el requisito subirá a una calificación D en estas viviendas, unas directrices que más de la mitad de las viviendas en Canarias no alcanzan siquiera a la letra E. Muchas cuentan con una etiqueta energética F o incluso G, y según los expertos, eso las dejaría automáticamente fuera del mercado.
Certificados energéticos exigentes
“No me suena para nada”, “ni idea”, declaran varios ciudadanos sobre los certificados energéticos, un documento que será clave en la próxima década. El certificado energético evalúa el consumo de energía y las emisiones de CO₂ de un inmueble, asignándole una calificación que va de la A (más eficiente) a la G (menos eficiente).
“Tenemos un parque inmobiliario antiguo que ahora debe adaptarse a una normativa exigente”, explica Maikel Ortega, ingeniero especialista en certificación energética. Adaptarse no será barato: las reformas pueden costar desde 10.000 hasta más de 100.000 euros, según el tipo de vivienda.
Si la oferta disminuye aún más, como ya temen muchos en el sector, los precios podrían volver a dispararse en una comunidad que ya sufre por la escasez de viviendas disponibles. «Esto va a dejar muchas viviendas fuera del mercado«, advierte José Saavedra, de la inmobiliaria Venportucasa.

Para muchos propietarios, esta medida no solo es un reto técnico, sino también económico. “A mí me parece un abuso”, comenta una vecina. “Es otro impuesto más. Solo se paga y punto”.
Sin embargo, los expertos insisten en que hay margen para actuar y opciones para mejorar. «Cambios tan sencillos como instalar iluminación LED, un termo eficiente o mejorar las ventanas pueden marcar la diferencia», señala Ortega.
Para amortiguar el golpe económico, la Unión Europea ha habilitado subvenciones destinadas a la rehabilitación energética de los hogares. Una ayuda que será clave para muchas familias.
Beneficios a largo plazo
La buena noticia es que estas reformas no solo evitan sanciones o bloqueos en el mercado, también generan ahorro. Una vivienda eficiente puede reducir hasta un 70% del consumo energético.
«Si antes pagabas 1.500 euros al año de luz, podrías pasar a pagar solo 600 o 700», ejemplifica Ángel Treviño, gerente de Ecoluz Consultores.
El caso de Fernando, un residente canario con placas solares y coches eléctricos, lo demuestra: «No pago combustible, vendo la energía que me sobra y me estoy ahorrando entre 2.000 y 2.500 euros al año«.
Su apuesta, realizada en 2018, se presenta en la actualidad como una decisión acertada. “Es una inversión totalmente ganadora”, afirma convencido.