El buen estado de la mar ha permitido la salida desde las costas Libias de decenas de barcazas
Alrededor de 300 migrantes llegaron por sus propios medios a la isla italiana de Lampedusa y otros 237 fueron rescatados por el barco Ocean Viking, de la organización humanitaria francesa SOS Méditerranée en las últimas horas, mientras se han avistado más barcazas en el Mediterráneo Central.
El buen estado de la mar ha permitido la salida desde las costas Libias de decenas de barcazas con migrantes y este jueves se volvió a vivir un momento de emergencia en la pequeña isla de Lampedusa, confirmó anoche el alcalde de la ciudad, Totó Martello.
«Mientras en Roma se sigue discutiendo de equilibrios políticos, en Lampedusa estamos ante una emergencia humanitaria que no se detiene», precisó Martello, que explicó que en pocas horas llegaron 300 migrantes.
Martello se refería a la crisis política que sufre Italia, donde tratan de formar un nuevo gobierno que podría dirigir el exresponsable del Banco Central Europeo, Mario Draghi. De esos 300 migrantes que llegaron este jueves a Lampedusa, sobre todo tunecinos en barcazas, la Guardia Costera italiana interceptó y llevó a puerto a 99, entre ellos 8 menores y 7 mujeres, que habían salido de Libia.
Otros 76 inmigrantes procedentes de Argelia llegaron a la isla de Cerdeña en las últimas horas, según medios italianos.
Mientras tanto, el barco humanitario Ocean Viking rescató este jueves en dos operaciones a 237 migrantes, entre ellos 55 menores no acompañados y dos niños, además de 19 mujeres. Ahora este barco de la ONG francesa espera autorización para desembarcar en un puerto. Al mismo tiempo, desde el velero Astral de la ONG española Open Arms, que ya se encuentra en la zona, explicaron que continúan con la «búsqueda de una barca en peligro con 70 personas a bordo, algunas en estado grave».
Por su parte, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Libia comunicó que, en menos de 48 horas, 800 solicitantes de asilo y migrantes fueron devueltos a Libia. «Los Estados deben proporcionar urgentemente rutas seguras y alternativas a estas intersecciones mortales para frenar la trata de personas», publicó en sus redes sociales ACNUR, cuyo responsable para Libia es Filippo Grandi.