En la toma de posesión del cargo, la nueva Diputada del Común ha dicho que llega con «un rumbo muy claro, responsabilidad y compromiso»
La primera mujer Diputada del Común de la historia de Canarias, Lola Padrón, ha pedido este jueves al Parlamento que se «tome muy en serio» un posible cambio legal para que la institución se convierta en «mediador» con el fin de poder resolver conflictos a través de la colaboración interadministrativa y sin que se vean sus informes como «armas arrojadizas».
En un discurso pronunciado en la toma de posesión en el Parlamento de Canarias ha dicho que inicia su andadura con un «rumbo muy claro, responsabilidad y compromiso» y mostrado su deseo de «hacer la vida más fácil» a los ciudadanos.
Padrón ha hecho un recorrido por sus predecesores en el cargo, haciendo especial hincapié en la figura de Rafael Yanes –«que se ha caracterizado por ser uno de los mejores diputados del Común de Canarias»–, y ha remarcado la llegada de una mujer a la institución tras casi 40 años.
«Es una cuestión de justicia social, de igualdad de derechos. Por ello, al estar hoy aquí, no es algo casual, no es un mérito mío ni de unas pocas personas, es el resultado de una lucha mantenida por innumerables mujeres inquebrantables y resilientes durante siglos, venciendo el miedo y forjando una red entre nosotras», ha señalado.
Cubrir las necesidades de los ciudadanos
Ha dicho que desde la Diputación del Común «hay que saber escuchar, colocarse en el lugar del otro y empatizar con el sufrimiento de las personas» y en ese sentido, ha demandado «una red sólida» de servicios sociales en todas las instituciones para cubrir las necesidades de los ciudadanos.
Padrón que ha tenido que dejar su afiliación al PSOE por imperativo del cargo, se ha definido como «independiente y libre», defensa de los derechos y de la ciudadanía «y en especial de las personas más vulnerables».
Ha resaltado su «vocación y pasión» por el servicio público y ha alertado de la «demora intolerable» en la resolución de expedientes para el reconocimiento y revisión del grado de discapacidad, «un asunto sangrante».
Igualmente ha alertado del «aumento alarmante» de casos de violencia machista y el liderazgo de Canarias en patologías de salud mental, por lo que ha demandado la contratación de más especialistas. «Diagnóstico, prevención, asistencia y acompañamiento son tareas inaplazables de la administración pública forjando una red de canales para la que ya desde hoy pido implicación y apoyo», ha indicado.
En cuanto a la vivienda ha afirmado que se ha convertido en un «lujo inalcanzable» para las familias de la archipiélago y entiende que también es una «quimera» para la juventud de las islas, que no pueden empezar un proyecto propio de vida.
«Hace tiempo que llegó el momento de la reflexión y la autocrítica por parte de las administraciones», ha apuntado.
«Cabeza y corazón» para afrontar la migración
Acerca de la inmigración, ha resaltado especialmente la iniciativa del Ayuntamiento de Artenara (Gran Canaria) que desde la pasada semana acoge a 30 niños y niñas inmigrantes de entre 4 y 11 años con una acción «solidaria, inteligente y humana» que ha dotado de alumnos nuevos a la escuela unitaria del municipio, con solo siete. «Es posible encontrar fórmulas cuando hay voluntad», ha agregado.
En ese sentido ha señalado que con «cabeza y corazón» la inmigración se puede convertir en una «oportunidad» en Canarias.
La presidenta del Parlamento de Canarias, Astrid Pérez, ha dado una «sincera y afectuosa» a Lola Padrón Rodríguez como primera Diputada del Común de la historia, destacando que por sus «conocimientos y experiencias» tiene «todas las garantías» para asumir este «reto».
Ha afirmado que la Diputación del Común es la «última puerta» a la que acuden los ciudadanos de esta comunidad y desde su creación «la confianza en ella no ha dejado de crecer» pues en 1986, en el inicio de la etapa de Luis Cobiella se presentaron apenas 270 quejas y ahora se superan ya las 3.000.
La presidenta ha hecho un reconocimiento especial a la figura de Rafael Yanes quien en los últimos seis años ha realizado un «trabajo serio, riguroso e independiente sin perder nunca la cercanía ni la humanidad».
Al mismo tiempo ha resaltado la labor de los trabajadores públicos de la Diputación del Común con un «trabajo callado y tantas veces anónimo», lo mismo que el de las adjuntías.