Lula parte con una intención de voto por encima del 45 por ciento, aunque las previsiones más optimistas confían incluso en poder finiquitar la cita electoral en primera vuelta
Lula plantea su campaña a la Presidencia de Brasil como una lucha de la democracia contra el fascismo. El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva parte como principal favorito para vencer en las elecciones del 2 de octubre. Lula ha aparecido como la primera preferencia entre los brasileños en todas las encuestas que se han ido publicando desde que recuperó sus derechos políticos.
Después de que el Tribunal Supremo anulara por unanimidad sus condenas por corrupción tras hallar que el juez instructor de aquellas, Sergio Moro –luego ministro de Justicia con Jair Bolsonaro– no actuó con imparcialidad, no ha habido sondeo que haya puesto en duda su vuelta al Palacio del Planalto.
Elecciones en Brasil
Durante su anterior mandato (2003-2010), Lula gozó de una gran popularidad entre las clases trabajadoras y de rentas más bajas tras lograr sacar a 30 millones de personas de la pobreza extrema, aunque también entre los propios mercados y las entidades bancarias, que vieron una oportunidad en el auge de las materias primas.
Aquel periodo de abundancia y prosperidad se vio enturbiado a partir de 2011, cuando los continuos escándalos de corrupción significaron su muerte política al menos durante 580 días, el tiempo que pasó en la cárcel tras ser acusado de haber participado en una trama por la que se lucraron decenas de políticos y empresarios.
Consciente del poder de movilización de Lula, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, no ha dejado de poner en duda tanto las urnas electrónicas, como el sistema electoral brasileño, intentado sembrar dudas acerca de su fiabilidad, desde que su rival recuperó sus derechos políticos.
Son estos ataques constantes a las instituciones democráticas protagonizados por el presidente Bolsonaro lo que ha servido a Lula para enfocar su campaña como un choque entre democracia y dictadura, una retórica que ha servido a muchos sectores y partidos tradicionalmente recelosos a decantarse por el líder del Partido de los Trabajadores (PT).
Lula parte con una intención de voto por encima del 45 por ciento, aunque las previsiones más optimistas confían incluso en poder finiquitar la cita electoral en primera vuelta. El PT ha hecho campaña apelando al voto útil entre quienes todavía apuestan por alguna de las residuales opciones de la conocida como tercera vía.