Los anticuerpos que generan los que han superado el coronavirus pueden servir para curar a los enfermos. Es la premisa que sigue un ensayo científico en el que participan sanitarios militares, que han pasado de preparar plasma para enviar a las misiones a «limpiar» el de curados de COVID-19.
En el complejo del Hospital de la Defensa Gómez Ulla está el Centro de Transfusión de las Fuerzas Armadas, que está listo para participar en este proyecto liderado por el Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid) y financiado con fondos públicos del Instituto de Salud Carlos III.
Su directora, la teniente coronel médico Ascensión Ramos, ha explicado a Efe que este centro está normalmente dedicado a «limpiar» la sangre de militares donantes que se usa luego para transfundir tanto en el Gómez Ulla como en operaciones en el exterior, inactivando sus patógenos (virus, bacterias, etcétera) para que se pueda inyectar sin riesgo.
Es un proceso que se hace siempre, por seguridad, antes de transfundir sangre, y ahora el Puerta de Hierro ha pedido al centro militar que le ayude en la tarea de preparar el plasma de recuperados del coronavirus.
Se trata de una terapia experimental, aclara Ramos, en la que participan varios hospitales y centros de transfusión y el objetivo es obtener el llamado «plasma hiperinmune» de donantes que han pasado la enfermedad para usarlo en hospitalizados de COVID-19 con neumonía.
La hematóloga compara este tratamiento con el del tétanos, en el que se solía meter «suero antitetánico» además de la vacuna a los que sufrieran una herida sospechosa.
Se hace para ayudar a los enfermos cuyo sistema inmune no ha tenido tiempo de generar anticuerpos del virus o no ha creado los suficientes. Una vez inyectado el plasma con estos glóbulos blancos anti COVID-19, el cuerpo del paciente los usa inmediatamente para combatir al patógeno.
Pero Ramos recuerda que no todos los que hayan superado la enfermedad son aptos para el ensayo. Tienen que ser mayores de edad, hay que determinar si efectivamente tienen anticuerpos (algunos que la pasan muy leve no los desarrollan), no han podido mostrar síntomas en dos semanas y han de haber dado negativo al virus.
La doctora explica que en su centro son alrededor de 35 personas, con cuatro de ellas de baja por coronavirus, y están ya preparados para recibir las primeras bolsas de plasma del hospital de Majadahonda, que espera tener en sus manos en los próximos días.
«Hay que hacerlo ya porque estamos en una situación desesperada», opina sobre el desarrollo de la enfermedad y la necesidad de respuestas científicas.
Reconoce que su centro es «pequeño» pero los sanitarios militares que lo componen están dispuestos a ponerse enseguida en marcha y esperan conseguir «no enfermar todavía para que pueda haber recambios» y trabajen así a pleno rendimiento.