El Club Atlético Osasuna empató en el minuto 116 en el partido de vuelta disputado en San Mamés ante el Athletic, gol que le daba la clasificación
El Osasuna se ha convertido en el primer finalista de la Copa del Rey tras eliminar al Athletic de Bilbao en las semifinales del torneo (1-1). El conjunto navarro espera ahora rival en la final que saldrá del partido que disputen este miércoles FC Barcelona y Real Madrid.
Un precioso gol del canterano Pablo Ibáñez en el minuto 116, una magistral semivolea desde la frontal, dio la clasificación en San Mamés al Club Atlético Osasuna a la segunda final de Copa de su historia, un hito solo logrado antes en 2005, cuando cayó ante el Betis en el partido definitivo.
En aquella ocasión, como en ésta y también con Ernesto Valverde en su banquillo, el Athletic cayó en semifinales. Lo hizo ante el Betis y en una tanda de penaltis a la que parecía abonado el encuentro de hoy hasta el enorme zapatazo de Ibáñez.
Un castigo demasiado grande para un Athletic que remató hasta 23 veces a portería, por solo ocho Osasuna, y forzó 18 saques de esquina. Ninguno el equipo navarro.
Para los rojillos fue el premio a saber aguantar en un encuentro en el que fueron claramente superados en todas las facetas del juego. Menos en el de la definción, que es la suerte que vale.
Nico Williams, que marró dos claras ocasiones ya con el 1-0 marcado por su hermano a la media hora, lo recordará durante mucho tiempo y añorara la cuadragésimo segunda final de su equipo, que deberá esperar.
Fiesta en Pamplona
La fiesta que comenzó cuando el colegiado pitó el final del partido que dio el pase de Osasuna a la final se ha prolongado hasta la madrugada en las calles de Pamplona, con la llegada del equipo a la plaza del Castillo como punto álgido de la celebración.
Los minutos que siguieron al gol del canterano Pablo Ibáñez fueron de una emoción y tensión contenida que se desató con el final del partido, momento en el que los aplausos, gritos y cánticos de los aficionados y el lanzamiento de petardos auguraban ya el inicio de una noche de celebración.
Poco a poco, desde diferentes zonas de la capital navarra llegaron aficionados a la plaza del Castillo, donde se congregaron en un ambiente festivo al grito de «illa, illa, illa, nos vamos a Sevilla», acompañados de los habituales cánticos rojillos y del tradicional «Riau, riau» sanferminero.
En ese ambiente esperaron a los jugadores y equipo técnico de Osasuna que llegó de Bilbao en torno a las tres de la mañana. Con ellos se desató la locura y la fiesta siguió hasta pasadas las cuatro.
Los aficionados rojillos mostraron un «buen comportamiento» general en esta celebración, según ha destacado la Policía Municipal de Pamplona. Salvo algún lanzamiento aislado de alguna botella a los agentes, abucheado por los aficionados, no se ha registrado ningún incidente, han indicado fuentes policiales.