Han salido a la luz nuevas imágenes sobre el trágico salto a la valla de Melilla del pasado mes de junio. Una situación que ha puesto contra las cuerdas al ministro Grande-Marlaska, que reafirma que la actuación de las fuerzas de seguridad fue proporcional y que no hubo fallecidos en territorio español
El intento de entrada irregular a Melilla del pasado 24 de junio, con al menos 23 víctimas mortales entre los cerca de 2.000 inmigrantes que trataron de acceder a la ciudad autónoma por el paso fronterizo de Barrio Chino, ha reabierto el debate sobre la linde y dónde empieza el territorio español en la valla y los diferentes puestos.
Tras la emisión del documental de la BBC y la visita de los diputados de la Comisión de Interior a Melilla, este lunes se han sucedido los testimonios que sitúan la tragedia en suelo español o marroquí, un debate recurrente que ya vivió otro intenso capítulo en la comparecencia en el Congreso del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.
Aquel día, el 21 de septiembre, ERC y Bildu defendieron que los hechos habían ocurrido en España porque toda la instalación del paso fronterizo aparece dentro de su mapa oficial recogido por el Instituto Geográfico Nacional (IGN) y el catastro.
El ministro rebatió esa teoría aludiendo a distintas resoluciones judiciales, entre ellas la sentencia de la Audiencia Nacional 4751/2008, “donde en un litigio, y haciéndose eco de resoluciones previas, refiere cómo la soberanía de España llega a la valla”, dijo para intentar zanjar el asunto.
Discrepancia de los partidos
Algunos de los diputados que visitaron la zona este lunes, los de Unidas Podemos, Esquerra y Bildu, tienen claro, después de ver algunos vídeos de la tragedia, que hubo muertos en territorio español.
Miguel Ángel Acosta, doctor de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad de Cádiz, ya abordó este tema hace ocho años en un estudio publicado en la Revista Electrónica de Estudios Internacionales, en el que intentaba responder a la pregunta “¿dónde empieza España?” en la frontera de Melilla.
El estudio coincidió con la segunda crisis de las vallas, a finales de 2014, que derivó en la legalización del rechazo en frontera con su inclusión en la ley de seguridad ciudadana, y señala que “los límites terrestres actuales de Melilla fueron acordados en una serie de tratados en el siglo XIX entre España y Marruecos”.
En concreto, cinco tratados, el primero de ellos firmado en 1859, por el cual las fronteras de Melilla quedaron delimitadas por los disparos del cañón ‘El Caminante’, y el último en 1894, en el que se acordó una “zona neutral” que Marruecos no respetó, ya que “actualmente, está totalmente ocupada por construcciones marroquíes, ejerciendo Marruecos la plena soberanía y jurisdicción, con la total aquiescencia de la administración española”.
«Cesión en la práctica de parte del territorio español»
De acuerdo con el estudio de Miguel Ángel Acosta, “la ciudad autónoma de Melilla comienza en la actual valla exterior implantada en 1998”, cuando empezó a instalarse el sistema de vallado que “ha conllevado, a todos los efectos, una cesión en la práctica de parte del territorio español, acordado por los tratados del siglo XIX”.
El debate actual, tras el intento de entrada del 24 de junio, se centra en el paso fronterizo de Barrio Chino, donde la zona de actuación de las fuerzas de seguridad españolas llegaba hasta la puerta antes de su cierre el 13 de marzo de 2020, al igual que en los otros tres controles fronterizos entre España y Marruecos en Melilla, según han concretado a Efe fuentes policiales.
De hecho, en la reapertura del paso de Beni-Enzar el 17 de mayo de 2022, agentes de la Policía Nacional abrieron hacia adentro la puerta de la verja, tras la cual había autoridades, periodistas y agentes marroquíes y, a pocos metros, los carriles delimitados hacia las cabinas del control de seguridad del país vecino.
El puesto fronterizo de Barrio Chino, que continúa cerrado, al igual que los controles de Farhana y Mariguari, se trató un paso peatonal dedicado, fundamentalmente, al denominado comercio atípico que llevaban a cabo. Sobre todo, mujeres dedicadas al porteo de mercancías, una actividad que ya no se realiza desde el cierre del control hace más de dos años y medio.