La ONU se ha comprometido a proteger la altamar, más allá de las aguas nacionales, lo que supone, al menos, el 30% del océano
Organizaciones marinas, ecologistas y de defensa ambiental de todo el mundo, agrupadas en la Alianza de Alta Mar han calificado de «histórico» el tratado de la ONU para proteger la altamar, esas aguas más allá de las nacionales que son el mayor hábitat del planeta y abrir el camino para proteger al menos al 30% del océano.
Dicha Alianza, que integra a más de 40 ONG del mundo, además de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), ha asegurado en un comunicado tras el acuerdo alcanzado esta madrugada por los países en Naciones Unidas, que el nuevo tratado es un enorme paso para proteger legalmente con «santuarios oceánicos» la vida marina y adaptar «la gobernanza» de la altamar al siglo XXI.
Con apenas algo más del 1 % de la altamar actualmente protegida, el nuevo Tratado abre el camino para asegurar la protección de al menos un 30 % de los océanos del mundo para 2030, que es el mínimo que los científicos consideran necesario para su bienestar, explica Rebecca Hubbard, directora de la Alianza de Alta Mar.
Requisitos de evaluación y gestión
El Tratado establece requisitos «modernos para evaluar y gestionar las actividades humanas que afectan a la vida marina en altamar», además de garantizar transparencia para mejorar la gestión de sectores como la pesca, el transporte marítimo y otras actividades que han ido deteriorando la salud de los océanos.
Desde la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), Minna Epps, directora del programa global Marino y Polar, ha asegurado que el Tratado de altamar «abre el camino para que la humanidad finalmente proteja la vida marina en nuestro único océano».
El acuerdo «cierra brechas en el derecho internacional» y ofrece un marco para que los gobiernos trabajen «juntos» para proteger la salud global de los océanos, y fortalecer la resiliencia climática y el bienestar socioeconómico y la seguridad alimentaria de miles de millones de personas.
Por su parte, Laura Meller, de la organización Greenpeace, ha calificado de «histórico para la conservación» de los océanos el acuerdo, al que se refiere como «una señal de que, en un mundo dividido, proteger la naturaleza y las personas puede triunfar sobre la geopolítica».
«Los países deben adoptar formalmente el Tratado y ratificarlo lo más rápido posible para que entre en vigor y garantizar los santuarios oceánicos totalmente protegidos que nuestro planeta necesita».
Protección de la biodiversidad
Lisa Speer, directora del programa internacional del océano en el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales (NRDC, por sus siglas en inglés), ha dicho que «este texto proporciona la base para proteger los puntos clave de biodiversidad en alta mar. Ahora tenemos un camino para lograr el objetivo de proteger al menos el 30 % del océano para 2030».
Dicho objetivo, según los científicos, «es crucial» para mantener la salud de los océanos frente al calentamiento global y frente a la acidificación de los océanos y otros impactos de la crisis climática.
Gladys Martínez, directora ejecutiva de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), ha afirmado que «los gobiernos han dado un paso importante para la protección legal de dos tercios del océano, y con ello, de la biodiversidad marina, los medios de subsistencia de las comunidades costeras y la soberanía alimentaria».
«El acuerdo -ha asegurado- marca un camino para establecer áreas de alta y plena protección en altamar, así como para la evaluación ambiental de proyectos y actividades que pudieran perjudicarla».
Por su parte, Farah Obaidullah, abogada y fundadora de Women4Oceans, ha calificado asimismo el tratado de «histórico para la humanidad y para la protección de todos los seres vivos en nuestro océano global.
Desde el Centro para la Concienciación, Investigación y Educación Oceánica (COARE), su director ejecutivo, Christopher Chin, ha asegurado que el mundo ha dado «un gran paso para acercarse un poco más al objetivo de salvaguardar al menos al 30 por ciento de la altamar para 2030».