El presidente del Cabildo de Gran Canaria cree lo que ocurrió en el llamado «muelle de la vergüenza» de Arguineguín en 2020 era previsible y había alternativas
El presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales (NC), cree que lo ocurrido en 2020 en el muelle de Arguineguín «era previsible». Campamento en el que 2.600 personas permanecieron días hacinadas tras llegar a la isla en pateras.
Una situación de la que ya había advertido Frontex en 2019, y había alternativas para evitarlo.
La Audiencia de Las Palmas archivó la denuncia presentada contra el Gobierno de España por las condiciones del llamado «muelle de la vergüenza». El Tribunal no apreció delito alguno en las actuaciones que se desarrollaron en el recinto portuario habilitado por el Ministerio del Interior para dar una primera acogida a los inmigrantes llegados por vía marítima a la isla.
Pese a ello, Morales considera que algunas afirmaciones del magistrado Carlos Vielba en el mencionado auto, «no se ajustan a la evidencia ni a los datos» con los que cuenta la corporación. «Y mucho menos a los informes de las ONG que documentaron ese hacinamiento», añade.
La Audiencia reconoce unas condiciones lamentables, pero no ve delito
Y es que, aunque la Audiencia reconoce que las condiciones eran “lamentables”, también asegura que «se intentó ofrecer amparo y asistencia» a los migrantes.
Según la sentencia, la ayuda pudo ser insuficiente, «pero no había otra alternativa», ni era posible prever «tan masiva llegada».
Una afirmación que, a juicio del presidente de Morales, no se sustenta en datos y contradice los informes de las organizaciones especializadas en el ámbito. Empezando por la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, Frontex«.
El presidente del Cabildo de Gran Canaria recuerda que la llegada de migrantes a Canarias por vía marítima comenzó el 28 de agosto de 1994 y critica que, pese a haber pasado tanto tiempo, el archipiélago carece de un sistema estable para la primera acogida.
«Aún seguimos sin un sistema estable y adecuado de primera acogida con centros suficientes para atender a estas personas»
También subraya que no es la primera vez que Canarias afronta un aumento súbito de las llegadas. En 2006 recibió 31.678 migrantes en la«crisis de los cayucos», si bien «ni después de esa experiencia se han puesto los medios necesarios».
Recalca también que este último repunte coincidió con una pandemia mundial que llevó a cerrar fronteras, reduciendo las llegadas por vía aérea. De ahí que «en la Península hubiera miles de plazas de acogida libres para personas migrantes. Aunque no se quiso derivar a estas personas fuera de Canarias, como tuvieron que hacer de manera solapada tiempo después».
Morales advierte que, como ocurrió en Arguineguín, «en estos momentos se encuentran hacinadas más de 400 personas en la «nave de la vergüenza» de Arrecife, la capital de Lanzarote. «Sin condiciones de habitabilidad e higiene y con baños químicos escasos o un único grifo de agua para el aseo».