
Los bailarines ultiman sus últimos pasos tras meses de preparación para rendirle homenaje a la Virgen de los Reyes
Con la caída del sol y el frescor del atardecer, los grupos de bailarines y tocadores de El Hierro comienzan a llenar de ritmo y emoción los caminos y plazas donde ensayan para uno de los momentos más esperados del calendario insular: la Bajada de la Virgen de los Reyes.

Aunque muchos solo dedican un día a la semana a los ensayos, ese tiempo es sagrado. Lo hacen movidos por la pasión y el compromiso de bailarle a la Patrona de la isla, una tradición profundamente arraigada que une generaciones enteras. En cada sesión afloran los nervios de quienes se enfrentan a su primera Bajada, mezclados con la confianza de la experiencia adquirida por los veteranos, que transmiten con respeto cada paso.
Los tocadores, con sus tambores y flautas, también viven este proceso con entrega absoluta. Sus brazos y pulmones se ponen a prueba durante los ensayos, como lo harán durante la Bajada, al compás de la devoción que los mueve.
Más que preparación física, estos ensayos son un acto de fe colectiva, de tradición y de homenaje. Cada ensayo, cada nota y cada paso llevan la misma intención: rendir tributo a la Virgen de los Reyes en su próxima Bajada, manteniendo viva la tradición y el espíritu de un pueblo que se entrega con alma y cuerpo a su Patrona.
