Un estudio de la ULL y del IGME-CSIC han convertido la Charca de Maspalomas en un laboratorio para investigar el agua subterránea y la calidad ambiental

Un estudio de la Universidad de La Laguna, ULL y de investigadores del Instituto Geológico y Minero de España, IGME-CSIC, sobre la Charca de Maspalomas convierten este paraje natural en un laboratorio científico sobre el cambio del clima.
Enmarcado en el proyecto europeo NATALIE, Nature Based Solutions for Climate Adaptation Integrated into Policies at Regional and Local Level han investigado el agua subterránea, la calidad ambiental y la interacción entre procesos hidrológicos y ecológicos.
El proyecto está coordinado en las islas por el profesor Juan Carlos Santamarta, ULL y Aquatec, con la participación destacada del IGME-CSIC a través del investigador, Alejandro García Gil.
Una investigación financiada por el programa Horizonte Europa. El objetivo principal es buscar zonas singulares, como este enclave natural, para evaluar el impacto del cambio climático sobre el agua, la biodiversidad y el uso del territorio.
Colocación de sensores
Uno de los elementos clave de la campaña ha sido la colocación de una red de sensores multiparamétricos instalados tanto en sondeos del acuífero de Maspalomas como en puntos estratégicos de la propia charca. Estos dispositivos registran cada hora parámetros como el nivel piezométrico (es decir, la altura que alcanza el agua dentro de un acuífero), la temperatura y la conductividad del agua, permitiendo detectar en tiempo real fenómenos como intrusión salina, recarga o variaciones de calidad del agua asociadas a presiones externas.
También realizaron muestreos en el acuífero y en la laguna, incluyendo análisis microbiológicos, detección de contaminantes emergentes (como productos farmacéuticos y químicos no regulados), la evaluación de la presencia de microplásticos y recogida de isótopos ambientales. Estas muestras permitirán comprender con mayor precisión los procesos de contaminación difusa, las conexiones entre agua subterránea y superficial, y el impacto acumulado de las actividades humanas sobre un ecosistema que ya presenta señales de estrés.

Ecosistema singular
La Charca de Maspalomas es un humedal costero de carácter lagunar, situado en el extremo sur de Gran Canaria, donde confluyen aguas subterráneas y superficiales en un entorno dominado por sistemas dunares, vegetación halófila y una notable diversidad de aves migratorias.
Este enclave forma parte de la Reserva Natural Especial de las Dunas de Maspalomas, y está protegido como Zona de Especial Conservación, ZEC, y Zona de Especial Protección para las Aves, ZEPA, en el marco de la Red Natura 2000. Su elevada sensibilidad ecológica y la presión turística que soporta hacen que sea una prioridad para la conservación ambiental y la gestión sostenible de los recursos hídricos.
La acción contó con la ayuda de la empresa Canaragua y el Cabildo de Gran Canaria, a través de su Servicio de Medio Ambiente.
Ecosondas multihazç

Uno de los logros técnicos fue la realización de una batimetría de alta resolución de la charca y sus márgenes, mediante el uso coordinado de ecosondas multihaz. Se utilizaron vehículos no tripulados para colocarlas y también los sensores LIDAR instalados en drones.
Estos métodos han conseguido la actualización de la cartografía tridimensional del humedal con una precisión sin precedentes, incluso en zonas de difícil acceso o con cobertura vegetal densa. Esta información será esencial para el desarrollo de modelos físicos de la laguna, y para prever su comportamiento ante variaciones del clima, del nivel freático o del uso del suelo en su cuenca vertiente.
Los datos recopilados durante la campaña permitirán desarrollar modelos hidrogeológicos continuos, estimar el balance hídrico de la laguna y analizar su evolución geomorfológica a lo largo del tiempo, incluyendo el efecto de las lluvias, el viento, la evapotranspiración y la actividad turística, permitiendo una gestión más adaptativa del espacio.
El profesor de la ULL, Juan Carlos Santamarta, ha explicado que «esta campaña representa un esfuerzo sin precedentes para conocer en detalle el funcionamiento del sistema acuífero-costero de Maspalomas». Integrando tecnologías avanzadas, análisis hidroquímicos y parámetros ambientales.
Para Alejandro García Gil, hidrogeólogo del IGME-CSIC, “la dinámica de la Charca de Maspalomas no puede entenderse sin el estudio detallado del acuífero costero que la alimenta. La presión turística, la sobreexplotación y el cambio climático exigen una estrategia de conservación que tenga en cuenta el comportamiento del agua subterránea».