Las piscinas naturales de El Hierro son el alma de la isla. Remansos protegidos del embate de las olas que se forman en algunos tramos de la costa herreña y que son un deleite para los sentidos.
Caprichosamente se han ido moldeando por efecto de la erosión con el paso de los años. Uno de ellos es el Charco de Sargos
Este charco es una de esas piscinas naturales que abundan en la escarpada costa herreña. El Charco de Sargos se encuentra en la zona de El Golfo, siguiendo la carretera de la costa en dirección oeste. Entre La Maceta y el Charco Azul, otros de esos charcos más conocidos.
El de los Sargos es un charco grande, de 70 metros de largo. Se trata de una pequeña cala de cantil que cuelga de una pared abrupta dando origen a diversos charcos de agua salada y que han sido habilitados para el baño. El Charco debe su espectacular forma a un elevado acantilado y su nombre por la gran cantidad de sargos que había en esta zona.
Se encuentra en un lugar virgen, apartado y rocoso. Su oleaje moderado ofrece un baño tranquilo. A estas piscinas naturales se accede a pie bajando por un sendero de piedra. En lo alto hay habilitada una zona de equipamientos, con aparcamiento, kioscos de temporada y un área de picnic.
Un paraje espectacular donde darse un baño y sentir la naturaleza. Una joya natural y salvaje bañada por aguas de azul turquesa y situada en un entorno salvaje donde el color oscuro de las rocas volcánicas, en contraste con los tonos del mar y del cielo. Y es que al pie del acantilado, el mar coge tonalidades especiales en estos charcos donde el baño tiene el sabor especial de lo más natural.
El Hierro, Reserva de la Biosfera desde el 2000, cuenta con una superficie de 269 kilómetros cuadrados llena de pequeños grandes rincones que la convierten en un verdadero paraíso natural.
Además acompaña su clima benigno, con pocas lluvias y una temperatura media anual de 24º C sin apenas variaciones. Los charcos son, sin duda, una de las grandes experiencias que vivir en El Hierro.