Fuerteventura revive su ingeniosa historia de gestión del agua a través del Centro de Interpretación del Agua en La Oliva
La historia del agua en Fuerteventura es un testimonio de la resiliencia y el ingenio de sus habitantes. La escasez, una constante en la isla, ha marcado profundamente las formas de vida y ha impulsado la creación de sistemas únicos para no desperdiciar ni una sola gota.
Este legado, que habla de cómo los antiguos habitantes afrontaron y superaron los desafíos hídricos, es ahora el eje central del Centro de Interpretación del Agua en La Oliva.
Ingenios para la captación y almacenamiento
Los primeros pobladores de Fuerteventura desarrollaron una profunda conexión con el ciclo del agua, buscando y creando métodos que les permitieran subsistir en un entorno árido. Las fuentes, los manantiales y las maretas, aprovechando las circunstancias naturales del terreno, se convirtieron en puntos vitales para la recolección de agua. Las maretas eran depresiones naturales o artificiales que permitían acumular el agua de lluvia, esenciales para la vida cotidiana.
Además, los populares aljibes, presentes en casi todos los pueblos de la isla, desempeñaron un papel crucial. Estos depósitos subterráneos tenían un uso comunal, reflejando una organización social orientada a la supervivencia colectiva. No obstante, era casi una obligación para cada familia disponer de su propia tanquilla o aljibe personal para el consumo doméstico. Esta dualidad entre el uso comunal y el privado subraya la importancia del agua en cada aspecto de la vida.
El Centro de Interpretación del Agua: un homenaje al pasado
En la actualidad, el Centro de Interpretación del Agua, ubicado en La Oliva, es guardián de esta memoria histórica. Este museo tiene como objetivo principal rememorar y divulgar los ingenios desarrollados por la población majorera para captar lo que era la fuente básica de la vida. Los visitantes tienen la oportunidad de conocer de primera mano el arduo trabajo de los antepasados y comprender cómo se aprovechaba el agua de manera eficiente.
Uno de los vestigios más significativos que se pueden admirar es el aljibe conocido como «el de la redonda». Este imponente depósito tiene una capacidad de más de 2.000 metros cúbicos y, en su momento, llegó a estar completamente lleno de agua. Una proeza de ingeniería para la época. Aljibes como éste son ejemplos de la sabiduría de la población para no perder ni una sola gota de lluvia.
Fuerteventura: más allá del sol y la playa
La inauguración de centros emblemáticos como este Aljibe de La Redonda forma parte de una iniciativa más amplia que busca promocionar la rica historia y el patrimonio de Fuerteventura. La isla, reconocida internacionalmente por sus paisajes de sol y playa, demuestra así que es «más que sol y playa».
La historia del agua es un claro ejemplo de este patrimonio, invitando a residentes y visitantes a explorar una faceta menos conocida de la isla. Este esfuerzo por preservar y difundir su pasado hídrico contribuye a enriquecer la oferta cultural y a concienciar sobre la importancia de la gestión sostenible del agua en el presente y futuro de Fuerteventura.