La Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP) denunció un intento de motín en el centro penitenciario en el que no se registró heridos, aunque sí daños materiales
La Dirección General de Instituciones Penitenciarias ha informado este martes que lo ocurrido en el módulo 11 de la prisión Las Palmas II, en Juan Grande (Gran Canaria), no fue un motín sino un incidente más de los que suelen producirse en ocasiones en las cárceles.
El gabinete de prensa de ese departamento ha explicado que el incidente se desencadenó después de que uno de los internos de ese módulo, catalogado como ordinario, no pudiera realizar una comunicación que tenía prevista con su familia, por lo que se puso agresivo y hubo que mantenerlo en la zona de seguridad limitada por rejas (los rastrillos) del citado módulo.
Los funcionarios trataron de tranquilizar al interno, que rompió una mesa y una papelera, y trasladaron al patio al resto de reclusos que se encontraba en la sala de día del módulo, si bien cuatro de ellos se negaron a bajar y comenzaron a gritar y dar golpes en los cristales de la garita destinada a los trabajadores para que no se llevaran al preso que se había puesto agresivo, han explicado las fuentes.
Instituciones Penitenciarias ha informado de estos cuatro internos más el que inicialmente se puso agresivo fueron aislados y que ningún preso ni funcionario resultó herido debido a este altercado que se resolvió por la actuación «impecable» de los trabajadores de la prisión.
Denuncia del sindicato
Según la Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP) los hechos se produjeron este lunes en el módulo 11 de la cárcel grancanaria. En él residen «más de 100 internos de los más conflictivos del centro», quienes comenzaron a romper los cristales de la cabina de seguridad de los funcionarios. Asegura que provocaron un gran altercado que se empezó a complicar cuando empezaron a tapar las cámaras de vigilancia a través de las que se observa desde el control de torre todo lo que acontece en los distintos módulos y pasillos de la prisión.
Desde la torre, el funcionario de control llegó a perder la visión de lo que estaba sucediendo en el módulo 11.
Ante esta «tensa situación», los jefes de servicio y los funcionarios disponibles acudieron al lugar, lo que permitió «aislar el problema y sacar al patio a los internos que no participaban en la revuelta».
Una vez controlado el foco del problema, el interno que presuntamente era el instigador y líder del intento de motín cesó en su actitud ante la eficiente actuación de los funcionarios. Entregó varios pinchos de fabricación carcelaria que tenía en su poder, según el sindicato.
Tras este intento de motín cinco internos han sido trasladados de forma provisional al módulo de aislamiento como autores de este grave incidente.
Piden el reconocimiento «como agentes de autoridad»
La organización sindical celebra que ningún trabajador resultara herido, si bien recalca que «las secuelas psicológicas que dejan este tipo de situaciones tan graves y con tanta tensión son perceptibles durante mucho tiempo».
Por ello, estima que «la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias debería reconocer la profesionalidad de sus trabajadores, que sacan el trabajo en unas condiciones deplorables».
La APFP recuerda que ha reclamado «la falta endémica de personal que sufren nuestras prisiones» y exige que se reconozca a este colectivo de trabajadores «como agentes de autoridad» y se les dote de «un estatuto propio que refleje sus singularidades para que puedan trabajar con dignidad».
El sindicato también solicita «la equiparación salarial» de los funcionarios de prisiones «con los compañeros de Cataluña» para que se cumpla la máxima de que «a igual trabajo, igual salario».