La obra de Ángulo Producciones, escrita por Abián de la Cruz, se representa el domingo 27 de marzo a las 19:00 horas.
El Teatro Guiniguada celebrará el Día Mundial del Teatro llevando a su escenario la obra ganadora del Premio Réplica a la Mejor Autoría Original: ‘Lo que cantan los grillos’, escrita por Abián Hernández. Un montaje de Ángulo Producciones que contó con ayuda a la producción del Instituto Canario de Desarrollo Cultural. Dirigida por Ruth Sánchez, la obra pretende hacer reflexionar al público sobre hasta qué punto somos conscientes de nuestra propia vida. Las entradas estarán al simbólico precio de 2 euros que pueden adquirirse en web o taquilla del teatro que gestiona el Gobierno autonómico en la capital grancanaria.
‘Lo que cantan los grillos’ habla sobre relaciones tóxicas, malas decisiones, drogas y conciencia. Presenta a unos personajes que viven en la misma ciudad, sumergidos en la inercia y en la culpa, en un enredo de relaciones varadas. En escena, un hombre lánguido y triste llamado Donny juguetea con una pistola cargada dispuesto a suicidarse en una noche solitaria, azul (por los charcos) y amarilla (por la luz de las farolas que desdibuja los tejados). Sin embargo, la ciudad y la noche son caprichosas y harán que, tras cruzarse con Cloe, cambie de planes.
El protagonista se pierde por la angosta ciudad tras tropezarse con Rumba y Lucrecia. Esta curiosa pareja gira en torno a las bromas y al consumo de drogas. Su único fin en la vida parece ser la creación en el sofá de la silueta más elaborada. Una de las cosas que más sorbe el ya de por sí poco seso de Rumba y Lucrecia es la asistencia a los conciertos “privados” de su vecino Nino, apodado así en honor al cantante Nino Bravo, al que oyen desde su piso aporrear y destrozar canciones sin piedad y ni conocimiento.
Interpretado por María de Vigo, Toni Báez y Andrea Zoghbi
La obra tiene como intérpretes a María de Vigo, Toni Báez y Andrea Zoghbi. Ellos se encargan de hilvanar una historia que también habla de la rutina que absorbe en muchos casos nuestra vida y de la que solo tomamos conciencia ante el miedo o ante un simple saludo de un desconocido en la calle. El montaje, que juega con la contradicción como elemento escénico, invita a acompañar a los personajes en estas extrañas situaciones que a veces depara la vida.
“¿Tienen conciencia los grillos?”, se pregunta el autor de la obra. “¿Tenemos nosotros conciencia de nuestra propia vida? ¿Será que la rutina nos mece en su regazo del día a día y sólo despertamos al son del miedo? ¿Es el sentimiento de culpa el que nos acecha?”. Cuestiones, en definitiva, sobre las que se invita a reflexionar al público tras ver ‘Lo que cantan los grillos’.