Lorenzo Olarte, Manuel Hermoso y Adán Martín reciben la Gran Cruz de Carlos III

Lo ha decidido el Consejo de Ministros, que le ha concedido la Gran Cruz de la Orden de Carlos III a los tres expresidentes canarios a título póstumo

El Consejo de Ministros ha concedido este martes la Gran Cruz de la Orden de Carlos III a título póstumo a tres presidentes de Canarias: Lorenzo Olarte (1932-2024), Manuel Hermoso (1935-2025) y Adán Martín (1943-2010).

Jerónimo Saavedra (1936-2023), dos veces presidente de Canarias, ya había recibido esa misma condecoración, en su caso en vida, en 1996, recuerda el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, que ha dado a conocer la decisión.

Este reconocimiento se concede a personas que hayan prestado servicios extraordinarios al Estado. Lorenzo Olarte presidió el Gobierno de Canarias entre 1988 y 1991, Manuel Hermoso lo hizo entre 1993 y 1999 y Adán Martín estuvo al frente del Ejecutivo autonómico entre 2003 y 2007.

Foto de archivo tomada en mayo de 2008, con los expresidentes de Canarias Jerónimo Saavedra (i), Lorenzo Olarte (2i), Manuel Hermoso (2d), y Adán Martín (d). EFE/Cristóbal García
Foto de archivo tomada en mayo de 2008, con los expresidentes de Canarias Jerónimo Saavedra (i), Lorenzo Olarte (2i), Manuel Hermoso (2d), y Adán Martín (d). EFE/Cristóbal García

La Gran Cruz de la Orden de Carlos III

Sobre la Gran Cruz de la Orden de Carlos III, es el grado más alto de la Orden de Carlos III, una de las principales condecoraciones civiles de España. Fue creada en 1771 por el rey Carlos III con el objetivo de reconocer a personas que hayan prestado servicios extraordinarios al Estado, especialmente en ámbitos como la política, la administración pública, la diplomacia, la cultura o la ciencia. Su lema, Virtuti et merito (“A la virtud y al mérito”), refleja el carácter honorífico y meritocrático de la distinción.

La Gran Cruz se concede tanto a ciudadanos españoles como a extranjeros, y suele otorgarse a altas personalidades, jefes de Estado, ministros, embajadores o figuras de especial relevancia institucional. El reconocimiento lleva aparejado un tratamiento honorífico y el uso de insignias específicas, como la banda y la placa de la orden. En la actualidad, la concesión depende del Consejo de Ministros y se formaliza mediante real decreto, manteniendo su prestigio como una de las máximas distinciones civiles del Estado español.

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