Mbappé le da la Liga de Naciones a Francia con un dudoso gol a España (1-2)

Francia se ha coronado campeona de la Liga de Naciones tras batir a España en San Siro. Mbappé adelantó a los suyos con un gol que parecía en fuera de juego

Segundo título que se le escapa a Luis Enrique en 2021, tercero que no ve España si contamos la final de fútbol olímpico que tampoco se logró. Si en la semifinal la Roja le devolvía la moneda a la Italia campeona de Europa, no pudo en la final con una Francia dueña de la Copa del Mundo tras adelantar Mbappé a los suyos con un gol que, a todas luces, parece en fuera de juego.

Oyarzabal conduce el balón ante Upamecano. Imagen Twitter Selección Española de Fútbol

Quedará para el pospartido y los platós de televisión analizar el porqué de la controvertida decisión arbitral, que dio por bueno un desmarque del jugador galo con el hombro claramente rebasando al último defensor. Poco le faltó a la hinchada española para tomar La Bastilla al grito de «a las armas» ante clamorosa jugada.

Pero, polémicas aparte, con lo que España debe quedarse es con una selección cuya calidad se mide en quilates. Una era Luis Enrique que casi logra llegar a la final de la Eurocopa, que mandó a seis jugadores a Tokio y que esta noche puso contra las cuerdas a la campeona del Mundo, a la que solo su guardameta Hugo Lloris salvó la furia española.

España se hizo con la posesión desde el principio

Francia comenzó asustando, con una llegada de Benzema al área en la que regateó sin problemas a Unai Simón. Se le acabó el campo antes de perfilar su disparo, para lamento del francés, pero demostró las intenciones con las que llegaba una Francia cargada de estrellas.

Empezando por el propio Benzema, sumando a los grandes nombres del fútbol europeo: Mbappé, Varane, Koundé, Pogba, Griezmann… Casi que habría que poner a todo el plantel para describir el derroche en individualidades que gastaba Francia esta noche.

Pero España no era un equipo de individualidades. España jugaba como un club, casi como si hubiese estado entrenando junta todo el año. En fin, la marca incontestable de Luís Enrique y ese aroma a cohesión que le imprime a sus planteles.

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La hinchada española animando a la Roja. Imagen Twitter Selección Española de Fútbol

Y se notó desde muy temprano. Más allá de las primeras llegadas galas, España pronto comenzó a asfixiar al once francés con las posesiones interminables que caracterizan a la Roja. Pero, esta vez, y a diferencia de los tediosos encuentros de la fase de grupos de la Eurocopa, a España no le costaba Dios y ayuda construir ocasiones claras.

No, esta vez las llegadas eran incontestables, tanto que Francia tuvo que poner hasta a cinco hombres en más de una ocasión a cerrar el área de Lloris en la primera mitad. El medio tiempo alcanzó a los jugadores sin goles y con un claro dominio español. Dominio que se iba a repartir en la segunda mitad, cuando galos y españoles comenzaron a intercambiar zarpazos.

España marcó primero, pero Francia igualó el cruce dos minutos después

Mbappé era Napoleón Bonaparte diciendo que solo pasaba por España para invadir Portugal, y el dueto Sarabia-Ferrán eran las Cortes de Cádiz gritándole «¡Viva la Pepa!» al ejército francés. Y, en medio del fuego cruzado, Theo Hernández tuvo la primera y más clara ocasión para Francia en el 64´, estrellando un balón en el larguero que rebotó hacia abajo, a centímetros de la línea de meta.

España reaccionó rápido y construyó su contra desde los palos de Simón. De campo a campo, de portería a portería, porque esa contra traía gol. En el mismo minuto 64, segundos después de que Theo hiciese saltar a su afición y reprimir un grito de gol -o de but, en francés- Oyarzabal sí le daba a su parroquia la libertad de celebrar una marca a los cuatro vientos.

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Oyarzabal (detrás) celebra con Yeremi Pino el gol. Imagen Twitter Selección Española de Fútbol

Un centro cruzado dejó al lieutenant de la Real Sociedad encarando la portería, con el gigantesco Dayot Upamecano marcándolo muy agresivamente y Lloris esperando el disparo. Pero Oyarzabal supo zafarse de los agarrones del defensa galo y cruzar con el empeine el esférico al segundo palo para adelantar a la Roja.

Un 1 a 0 que olía a gloria. Pero los buenos perfumes vienen en frascos pequeños, y este aroma venía en uno excesivamente pequeño. Dos minutos tardó Francia en igualar la final, con un golazo sin paliativos de Benzema, que desde el vértice del área batió a Unai Simón por la escuadra.

Y el partido se disparó. La intensidad, las llegadas, las transiciones… Todo era frenético. Si Rodrigo bombardeaba el área de Lloris, Mbappé disparaba fuego de artillería sobre la portería de Simón, tratando de ganar esa ventaja que le permitiese alzar la Copa.

Mbappé marcó su polémico gol partiendo en fuera de juego

Y llegó el fatídico minuto 80. Theo conducía el balón por la zona de tres cuartos española cuando divisó a un Mbappé desmarcado y solo ante Unai Simón. El pase era arriesgado, pero un tira líneas experto como Theo Hernández tenía capacidad sobrada de filtrarle el pase a Mbappé por la espalda de la defensa española y que este batiese a Simón.

Misión sencilla, pero con un gran inconveniente: Mbappé salía de una posición claramente en fuera de juego, con el hombro rebasando sobradamente la línea de Eric García. Este trató de interceptar el pase a un jugador que, de entrada, debía estar inhabilitado. Y García tocó el balón, sí, un leve roce, que apenas interfirió en la jugada lo suficiente como para siquiera desviar la trayectoria del esférico hacia un rematador galo que se permitió el lujo de hacer una bicicleta en las barbas de Unai Simón antes de empujar el balón al fondo de la red.

El VAR entró en escena, los minutos corrían y España, con el corazón en un puño, asistía atónita a cómo Anthony Taylor revisaba una y otra vez la posición de partida de Mbappé pero apenas hacía caso a la intervención de Eric García. Incomprensible para los jugadores y para la afición, pues el tanto subió al marcador ante las caras largas de un equipo que había tenido el dominio del encuentro.

España se estrelló contra Lloris para intentar igualar el encuentro

Pero los de Luis Enrique no se desmoronaron, y volvieron a las acometidas, ahora con más hambre de goles, si cabe, que antes. Oyarzabal tuvo el empate en sus botas en el 88´, disparando a bocajarro a los guantes de Lloris tras un centro cruzado al área chica.

El cancerbero se hizo enorme para evitar que ese balón acabase en el fondo de la red, y de nuevo volvió a hacerse ante Yeremi Pino en los agónicos seis minutos que duró el añadido. El canario le descerrajó otro tiro a escasos metros de su línea de meta tras un córner. Lloris debió ver a la Virgen, a los Apóstoles y a toda la Corte Celestial esta noche, porque la parada solo se puede explicar milagro mediante.

Y llegaron los dos últimos minutos, con un córner para España en cada uno, y todo el equipo arriba. La defensa subió a rematar, Unai Simón subió a rematar. Faltaba que el mismísimo Luís Enrique subiese a rematar las últimas ocasiones de una Roja a la que el sueño de levantar la copa se le escapaba entre los dedos.

Unai Simón peinó con los pelos un balón al área, pero no lo suficiente como para causar peligro, y Francia se ganó el saque de portería. Ya estaba. Con el sexto minuto de añadido sobre el crono, la última oportunidad acababa de esfumarse, y los galos mandaron el balón fuera para escuchar el retumbar intermitente del silbato de Taylor anunciando que se acababan de convertir en los campeones de la Liga de Naciones.

Un jarro de agua fría para una selección que tuvo el partido y que mereció haberse llevado el campeonato, pero que tuvo la mala suerte de encontrarse en la final con uno de los equipos más estelares de la última década. En cualquier caso, los de Luis Enrique tienen ya denominación de origen para Catar. Hay equipo.

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