El proyecto ‘SEHOP-PENCIL’ busca aplicar la medicina de precisión y personalizada a los menores con cáncer, independientemente del lugar de residencia
El Hospital Vall d’Hebron de Barcelona coordina el proyecto ‘SEHOP-PENCIL’, que permitirá aplicar la medicina de precisión y personalizada a más de 500 de los 1.200 cánceres infantiles que se detectan cada año en España, así como mejorar el pronóstico de salud de los menores.
Se trata de facilitar el acceso de todos los niños y adolescentes con cáncer a la medicina personalizada, independientemente de su lugar de residencia, según han explicado en rueda de prensa este jueves los doctores Lucas Moreno y Aroa Soriano, del Hospital Vall d’Hebron.
En el proyecto participan en una primera fase unos 500 pacientes con tumores pediátricos tratados en cualquier hospital español y está especialmente dirigido a los casos de alto riesgo y que presentan un peor pronóstico.
A partir de ahora, cuando se diagnostique un cáncer en un niño o adolescente de España o tenga una recaída, se secuenciará el tumor y se estudiará la biología del mismo. Así, se prevé que ayude a identificar las alteraciones moleculares del mismo y facilite terapias dirigidas a mejorar la supervivencia.
Coordinación en diez hospitales y centros
SEHOP-PENCIL coordinará a diez hospitales y centros genómicos de toda España, dos de ellos ubicados en Cataluña, que secuenciarán las muestras de sangre y tumores que lleguen de otros hospitales del resto del Estado.
El doctor Moreno, jefe del Servicio de Hematología y Oncología Pediátrica del Hospital Vall d’Hebron, ha explicado que este proceso permitirá «armonizar los procedimientos» de los cincuenta hospitales españoles pediátricos a la hora de afrontar los tumores de los niños.
Los análisis de secuenciación de los tumores ayudarán a mejorar el diagnóstico y a reducir, en algunos casos, la intensidad del tratamiento en los pacientes con mejor pronóstico, con lo que disminuirá la toxicidad y las secuelas a largo plazo.
También se estudiará la existencia de síndromes de predisposición hereditaria al cáncer, existente hasta en un 10% de los cánceres infantiles y cuya detección permite empezar programas de detección precoz en pacientes y familias.
Se pretende, además, desarrollar nuevas tecnologías, como la biopsia líquida, que es el análisis de muestras de sangre que pueden contener células cancerígenas o material genético que proviene del tumor.
Medicina de precisión como servicio
El objetivo final del proyecto es que la medicina de precisión se incorpore a la cartera de servicios de cualquier hospital y que se estudie su utilidad y efectividad. Esto permitiría a España incorporarse al ‘tren’ de los países líderes europeos en oncología pediátrica que ya han añadido estos estudios en la primera línea de tratamiento.
Este proyecto ha sido desarrollado por la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátricas (SEHOP) y coordinado por el Servicio de Hematología y Oncología Pediátrica del citado hospital barcelonés y el grupo de Cáncer y Enfermedades Hematológicas Infantiles del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR). Además, ha recibido una financiación de dos millones de euros por parte del Instituto de Salud Carlos III para un periodo de cuatro años.
Análisis de datos
La SEHOP analizó datos de 29 centros nacionales sobre dónde y cuándo se llevan a cabo estudios moleculares y de secuenciación del tumor, la tecnología que se usa y la aplicación clínica de los resultados en cuanto al acceso a tratamientos dirigidos. Así, observó que existen «diferencias importantes en el acceso a los estudios de medicina personalizada entre los centros», ha precisado Moreno.
«Con SEHOP-PENCIL queremos establecer una estrategia de coordinación estatal para superar estas diferencias», ha añadido.
Por ejemplo, el estudio biológico del tumor de la niña Yasmina Guadalupe Pacheco, presente este jueves en la rueda de prensa en Barcelona, permitió hace unos cuatro años que el cáncer que padecía se haya estabilizado y, aunque no disminuye, tampoco crece, ha explicado su padre, Roberto.
Yasmina no respondía a los tratamientos de quimioterapia a los que era sometida y la identificación de su tumor permitió que se le facilitara una medicación, que ha de tomar cada día por boca, y que su enfermedad se estabilizara.
La joven, de 13 años, no puede hacer vida del todo normal porque la quimioterapia afectó a uno de sus riñones y ahora sólo le funciona uno, pero «está estable y con su familia», ha explicado emocionado su padre, que ha indicado que cada mes o mes y medio deben acudir al hospital para los controles médicos.