Un proyecto de la ULL acompaña a niños y adolescentes que superaron el cáncer

Las secuencias psicológicas tras los tratamientos se pueden agravar sin el cuidado adecuado

En España se diagnostican cada año alrededor de 1.500 casos de cáncer en menores de 15 años. A pesar del impacto que supone la enfermedad, los avances médicos han permitido alcanzar una tasa de supervivencia cercana al 80 %.

Un proyecto de la Universidad de La Laguna (ULL) trabaja precisamente en la etapa posterior a la enfermedad, cuando esta se ha superado. El objetivo principal de esta iniciativa es acompañar niños y adolescentes que han superado un cáncer y abordar las secuelas neuropsicológicas derivadas de los tratamientos.

Mejorar la calidad de vida

Esta atención puede resultar clave para mejorar la calidad de vida de estos jóvenes pacientes porque la cirugía, la quimioterapia o la radioterapia salvan vidas, pero también pueden dejar consecuencias duraderas.

Entre las más frecuentes se encuentran las alteraciones en funciones cognitivas complejas como la memoria, el lenguaje, la atención o la velocidad de procesamiento. Estas dificultades se reflejan, sobre todo, en el ámbito académico.

Por ello, este proyecto apuesta por una intervención temprana. Primero se evalúa la situación del menor y después se actúa lo antes posible, aprovechando la plasticidad cerebral propia de la infancia. El objetivo es recuperar esas habilidades que se pueden ver afectadas por la enfermedad o los tratamientos.

Un proyecto de la ULL acompaña a niños y adolescentes que superaron el cáncer/ Archivo RTVC

Los datos evidencian la necesidad de este apoyo: solo el 10 % de los menores que han superado un cáncer logra acceder a la universidad. Por otro lado, la iniciativa no solo trabaja con los pacientes, sino también con sus familias, ofreciendo acompañamiento durante todo el proceso.

El impacto emocional de esta enfermedad puede ser muy profundo y es que de un día para otro, los niños son apartados de su entorno, pierden contacto con sus amigos y ven cambiar su apariencia física. Además, el temor a una recaída puede acompañarles toda la vida.

En este contexto, la figura del psicooncólogo resulta esencial y su labor forma parte de un tratamiento integral que favorece el desarrollo emocional, social y cognitivo de niños y adolescentes que han vencido al cáncer.

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