Evitar la exposición prolongada al sol, beber agua con frecuencia, usar productos de protección solar y ropa ligera son los principales consejos para prevenir y mitigar sus efectos
El aumento de las temperaturas puede afectar a la salud de la población, dado que produce una mayor sudoración con la consiguiente pérdida de agua y de sales minerales que, de no reponerse, puede dar lugar a algunas de estas situaciones: calambres, agotamiento por calor, golpe de calor o insolaciones.

El Gobierno central activó el pasado 16 de mayo el Plan Nacional de Acciones Preventivas de los Efectos del Exceso de Temperaturas sobre la Salud 2025, que estará vigente hasta el 30 de septiembre. Canarias afronta estos días un episodio de altas temperaturas que ha alcanzado declaración de ola de calor, por lo que la población debería atender a ciertas recomendaciones.
El objetivo del plan es prevenir y mitigar los efectos negativos que el calor excesivo puede tener sobre la salud de los ciudadanos, en especial en los grupos más vulnerables: personas mayores, mujeres gestantes, menores, enfermos crónicos o colectivos que desarrollan su trabajo al aire libre.
Las previsiones indican un aumento en la frecuencia e intensidad de las olas de calor como consecuencia del cambio climático. Por ello, el Ministerio de Sanidad y la Agencia Estatal de Meteorología, con las aportaciones de las comunidades autónomas, han elaborado un decálogo de recomendaciones para proteger a la población de los daños por exceso de temperaturas y alertarán diariamente de los niveles de riesgo sanitario.
Niveles de alto riesgo sanitario
El nivel de riesgo depende de una serie de factores personales, sociales y ambientales porque las temperaturas extremas no afectan igual a todas las personas.
- Nivel 0 (verde): ausencia de riesgo.
- Nivel 1 (amarillo): riesgo leve para mayores de 65 años con otros factores de riesgo.
- Nivel 2 (naranja): riesgo leve en población sin factores de riesgo. Riesgo moderado para mayores de 65 años o menores de 65 con múltiples factores de riesgo. Riesgo elevado para mayores de 65 años con otros factores de riesgo adicionales.
- Nivel 3 (rojo): riesgo moderado en población sin factores de riesgo. Riesgo elevado para mayores de 65 años y menores de 65 con algún factor de riesgo. Riesgo extremo para mayores de 65 años con otros factores adicionales.
Recomendaciones para la población en general
- Evitar la deshidratación: beber agua y líquidos sin esperar a tener sed. Evitar cafeínas, bebidas azucaradas y energética y el alcohol.
- Ingerir principalmente comidas ligeras, como ensaladas, verduras y frutas evitando las grasas y comidas abundantes.
- Cuidar a las personas frágiles y vulnerables especialmente a menores, mujeres gestantes y personas mayores.

Cómo protegerse del calor
- Protegerse del calor al aire libre.
- Evitar la exposición al sol en horas centrales.
- Reprogramar las actividades en la calle.
- Refrescar las estancias en las horas extremas.
- Priorizar espacios interiores en caso de que estén acondicionados.
- Usa ropa ligera, holgada y que deje transpirar.
- Evitar aparatos que produzcan calor.
- Evitar actividades físicas intensas o prolongadas.
- Consultar a un profesional sanitario ante síntomas que requieran de una actuación inmediata especializada.
- Llamar al 112 en caso de emergencia.
Especial atención a la población sensible
- Lactantes y menores de 4 años, mujeres gestante y adultos >65 años.
- Personas con enfermedades previas respiratorias, cardiovasculares, renales, hipertensiones.
- Personas con enfermedades crónicas: diabetes mellitus, obesidad mórbida
- Personas con determinados tratamientos farmacológicos: diuréticos, laxantes, neurolépticos, anticolinérgicos, benzodiacepinas.
- Personas con déficits cognitivos o con falta de autonomía.
- Personas que consumen alcohol u otras drogas.
- Personas que realizan actividades física intensa al aire libre.
- Personas que viven solas, sin hogar.
- Personas con elevada exposición al calor por razones laborales, deportivas, ocio o turismo
Qué hacer ante un golpe de calor o una insolación
Un golpe de calor es la situación en la que una persona que está sometida a las altas temperaturas sufre un problema en su sistema de termorregulación de forma exagerada, subiendo su temperatura hasta los 40 grados o más y no tiene por qué darse al tomar el sol.
Mientras que la insolación se produce por una exposición prolongada al sol acompañada de altas temperaturas.
En ambos casos, los síntomas principales son:
- Fiebre por encima de 40 grados.
- Piel caliente y enrojecida.
- Respiración y pulso acelerado y fuerte.
- Se pueden producir convulsiones, alucinaciones, irritabilidad o cambios del comportamiento y alteración. del nivel de consciencia o desmayo.
- Puede no haber sudoración.
- Mareos, fatiga, náuseas, dolor de cabeza, calambres musculares.
Ante una insolación o golpe de calor es necesario llamar inmediatamente al 112. Mientras llega la ayuda, hay que trasladar a la persona afectada a un lugar fresco e intentar bajar su temperatura con paños fríos o dándole un baño con agua fría. No debe beber nada.