El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro portugués, António Costa, recorrieron la casa-museo de Saramago acompañados de la viuda de del escritor
Cuando José Saramago (1922-2010) escribió «La balsa de piedra» lo hizo imaginando que la Península Ibérica se desgajaba de Europa y emprendía un viaje a la deriva por el Atlántico en busca de otros mundos y otras culturas. Eso mismo hacen quienes pueden visitar «A Casa«, el lugar, o la balsa, en medio de Lanzarote desde donde el nobel portugués miraba al exterior.
Este martes lo han hecho el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el primer ministro portugués, António Costa, quienes junto a la viuda de Saramago y presidenta de su fundación, Pilar del Río, han recorrido la casa-museo del escritor luso, cuya figura envuelve la cumbre hispano-portuguesa que comienza este miércoles en Los Jameos del Agua.
Precisamente el Atlántico y la capacidad de este océano para unir ambos países con América Latina, Europa y África es la idea central de la que partirá este encuentro bilateral, donde se espera que ambos países avancen en cuestiones relacionadas con la agenda europea, donde hay «plena sintonía», la cultura y las políticas transfronterizas.
Al escritor nunca le interesó ser de un solo país
Así, Pilar del Río ha destacado el gran contenido cultural que se abordará durante la cumbre y apunta que Saramago siempre vivió y asumió las dos culturas ibéricas «a tope» desde la defensa de esta «cuenca cultural» del Atlántico sur donde se sitúa Portugal y España.
Esto permite, agrega, dar la mano a las 850 millones de personas que viven en Iberoamérica, lo que hace que esa cuenca tenga también un aspecto «económico y humanista» desde donde se puede «intervenir en el mundo».
Preguntada por las buenas relaciones entre ambos países y aquella idea de la unión ibérica a la que Saramago aludió tantas veces, Del Río recuerda que al escritor nunca le interesó ser un solo país, sino que aquella utopía respondía más bien una idea más federalista, en la que ambos estados se entendieran y hubiera relaciones múltiples, sin la desconfianza que promovían las dictaduras de Salazar y Franco.
Del Río celebra la multitud de maneras que han celebrado la figura de Saramago
Frente a quienes se oponen a la democracia, prosigue Del Río, «A Casa» de Tías, pese a contar con muchas puertas y ventanas, sí estará siempre cerrada para quienes abanderen la intolerancia, la xenofobia y la cerrazón.
«No cabe todo el mundo, evidentemente. Aquí hacemos una defensa de la cultura, de lo público, del encuentro y del diálogo. Para los que representan el hostigamiento y el odio… esta casa no es suya porque está construida con libros, con acercamientos, con acariñamientos, en definitiva», reflexiona del Río, que insiste en que ese tipo de personas nunca serían felices en «A Casa» porque la razón, la conciencia y especialmente los libros «les van a vociferar».
Respecto a la enorme cantidad de actos celebrados alrededor del mundo con motivo del centenario, y que en cierta manera culminan con el apretón de mano de los máximos representantes de ambos países en la casa-museo, Del Río celebra la multitud de maneras en muchísimos países que han celebrado la figura de Saramago, a su juicio todas «de una forma maravillosa».
Sobre si ha percibido alguna vez que haya políticos que se puedan acercar a la figura del nobel luso sin haberlo «interiorizado», Del Río expresa que prefiere no enjuiciar a nadie y que celebra esos acercamientos sin calificarlos nunca como un «interés bastardo».