El policía gallego Víctor Bellón, que participó en las operaciones de evacuación del personal español y de colaborares en Afganistán, ha recordado este martes la imagen que se le quedó grabada con más fuerza: la de «un niño que lloraba» porque dejaba a su hermano, ya que «la madre tuvo que elegir entre salvar a un hijo o al otro»
El policía Víctor Bellón ha relatado visiblemente emocionado el drama del que fue testigo en Kabul. Hoy fue recibido por la subdelegada del Gobierno en A Coruña, María Rivas; el inspector jefe coordinador de la octava Unidad de Intervención Policial (UIP) de A Coruña, Felipe Díaz; y el comisario jefe de la Brigada provincial de Seguridad Ciudadana, Miguel Ferrero.
Lo destinaron a Kabul en mayo de 2021, y la llegada de los talibanes a la capital cambió su labor, aunque esta ya era su segunda misión en la ciudad afgana, en la que había estado en 2018.
Durante el relato de su trabajo, el agente ha narrado que la imagen que se le quedó grabada con más fuerza fue la del pequeño que lloraba por su hermano, que se quedó con su padre en Afganistán, mientras su madre huyó con él. «Eso fue lo más duro. Como padre, para mí sería imposible elegir», ha subrayado Bellón.
Satisfecho de su trabajo
No obstante, ha destacado que la experiencia fue «satisfactoria» por «poder ayudar a esa gente». «Es lo que más me llena», ha proseguido.
«De la sensación de peligro me he olvidado ya, porque ahí vives como en una burbuja y te dedicas a hacer lo que tienes que hacer», ha indicado.
En este sentido, ha admitido que «hubo momentos» en los que temió por su vida, especialmente «en el atentado del último día».
«Soy una persona tranquila y a veces tampoco soy consciente de esas cosas. Hago mi trabajo», ha enfatizado el naronés. Además, no ha dudado en responder que repetiría si fuera necesario «por ayudar».
Víctor Bellón se lleva consigo la experiencia «profesional» y «humanitaria» y se siente «muy orgulloso» porque consiguieron evacuar «a mucha gente».
También, ha rememorado que los últimos días el objetivo era «sobrevivir», al intentar hacer lo mejor posible su trabajo con lo que tenían.
Sobre el futuro de Afganistán, ha lamentado la situación de las personas que se tuvieron que quedar, porque siendo colaboradores de extranjeros «están considerados como traidores», y ha sostenido que las mujeres «son las que más van a padecer», junto con los niños.
En la misión que llevaba a cabo estaba con otros 16 policías españoles que se apoyaban unos a otros. «Un día estaba de bajón uno y otro día, otro. Nos íbamos apoyando mutuamente, porque, si decae un compañero, influye en los demás. Intentábamos animarnos», ha recordado.